DESPUÉS DEL 68 MÉXICO NO FUE EL MISMO Y 51 AÑOS MÁS TARDE TAMPOCO LO SERÁ

 

Si están como para demandarlos y acusarlos con sus mamás, claro si tuvieran.

Es inaudito e imperdonable que se pongan en inminente peligro a 12 mil empleados
del gobierno, a los que obligaron a formar los mamertos cinturones de paz y a quienes convirtieron en carne de cañón de un montón de rijosos y vándalos.

Desgraciadamente, sabíamos que ello iba a suceder y a pesar de las alertas y las
críticas por esa resolución les valió sorbete.

En ninguna otra administración se había visto semejante determinación que pusiera en riesgo la vida e integridad física de funcionarios.

La seguridad de la ciudad de México y del país entero es responsabilidad del estado y de nadie más.

Ahora, si era tan brillante la idea ¿por qué Claudia Sheinbaum y el mismo López
Obrador no participaron?

Hubiera sido muy lindo ver cómo le quemaban la greña a la jefa de gobierno de la Ciudad de México o presenciar como pateaban en el piso al cada vez más trastornado tabasqueño.

En qué momento llegaron a la conclusión de que con civiles se podría contener la violencia de las ya históricamente violentas marchas del dos de octubre. Eso solamente en dos enfermas cabezas.

La enorme cadena humana no sólo tuvo que presentarse desde el mediodía y soportar de pie, hasta las cuatro de la tarde, las altas temperaturas, les faltaba enfrentarse a los diferentes contingentes marcharan frente a ellos.

Después del movimiento del 68, México no volvió a ser el mismo y 51 años más tarde tampoco lo volverá a ser; está en agonía.

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