Soy mujer y como tal me indigna la violencia que sufren muchas de ellas; saberlas víctimas de ultrajes, golpes, maltratos, abusos, acoso y estar convencida de que en las más de las veces, no cuenta con el apoyo ni de sus familias, quienes suelen minimizar, solapar y hasta justificar lo que sucede intramuros; y mucho menos la autollamada 4T (en sus tres presentaciones: municipal, estatal y federal), la cual, literalmente les ha dado la espalda.
A pesar de ello, no puedo aplaudir lo sucedido en la marcha del pasado viernes 16 de agosto en la Ciudad de México, porque demostraron que pueden llegar a ser más violentas y destructivas de lo que cualquiera podría imaginar.
Con agresiones a representantes de medios de comunicación, vidrios rotos y fogatas de Insurgentes, la calle de Florencia y el Ángel de la Independencia, que dicho sea de paso destruyeron, no van a lograr ser escuchadas, de hecho, sin miedo a decirlo, se convierten en la misma clase de gorilas que quieren combatir.
Aunque haya tarados que dicen que para que una marcha sea tal debe ser violenta porque si no es institucional, la realidad, es muy diferente. Para ser respetados hay que respetar (precisamente es lo que no hace López Obrador y quienes lo siguen; incluyendo a su gabinete y adeptos); para ser escuchados hay que aprender a escuchar; lo que se vivió aquella tarde fue digno de cuando el tabasqueño era oposición o de porros de la UNAM.
Más de mil mujeres alzaron la voz en un país donde de enero a abril de este año 1,199 de ellas murieron a causa de la violencia de género, de acuerdo el Secretariado Ejecutivo (seguro López Obrador tiene otros datos), para exigir seguridad y justicia.
Es decir, en México una mujer es asesinada cada dos horas y media por el único hecho de ser mujer, y eso sólo contando los casos de los que las autoridades tienen conocimiento. Pero ojo, no todos se pueden catalogar como feminicidios.
Me queda claro, que no todas las presentes incurrieron en esos hechos, pero permitieron que eso sucedería y sé perfectamente de lo que les hablo, porque en últimas fechas he participado en todas y cada una de las marchas a las que ha convocado la agrupación Nosotros Somos Chalecos México, y en todas ellas ha prevalecido el orden, el respeto, pero sobre todo, no se ha caído en provocaciones, por lo que escribo con conocimiento de causa.
Y disculpen si no estoy tampoco de acuerdo con aquellos que dicen que así como van a perseguir a quienes dañaron propiedad privada y pública, lo hagan con las sanguijuelas que dañan a una mujer. Si el piso es parejo no es chipotudo, así que cuando hay un delito, la ley se debe aplicar a todos por igual.
De mujer a mujer no se puede justificar la violencia de ninguna manera, pero mucho menos cuando se trata de defender derechos. Así como se abren carpetas de investigación cuando existe la denuncia de agresión contra una mujer, lo habrá ahora en contra de quienes lesionaron a personas y dañaron propiedades. Pero pueden estar tranquilos, así como no hay resultados en el primer caso, tampoco los habrá en el segundo y serán nuestros impuestos los que arreglen sus asquerosas pintas. Facebook: matariliporlirilon twitter: @matariliblog