Enredarse en las redes
Por experiencia propia sé que las llamadas redes sociales son un arma de doble filo. Como vehículo de comunicación para dar a conocer alguna información que nos interese son sin lugar a dudas el medio más veloz, pues su penetración y alcances son insospechados, y en cuestión de minutos puede ser reproducida miles e incluso millones de veces.
Pero también pueden ser peligrosas cuando se trata de contenidos que nos perjudiquen o simplemente no nos sean favorables; el efecto, igual en un tiempo relativamente corto, puede ser demoledor, con consecuencias que nos podemos estar lamentando por mucho tiempo.
También es un hecho que mucho del material que se difunde, llámese fotos, videos, textos, memes y demás, son producto de mentes perversas que, o bien se pasan de graciosas o de plano buscan perjudicar, y vaya que lo logran .
El problema es cuando el material sale de nuestras propias manos o de personas que uno cree de nuestra confianza, y se difunden situaciones tal vez comprometedoras o producto de la intimidad a la que todos tenemos derecho, pero que a la luz pública se convierten en escándalo.
Por ello nada mejor que extremar precauciones, ser muy responsable en el cuidado de cualquier material que nos pueda perjudicar, pues una vez en las redes, sin pleonasmo, quedamos enredados y es prácticamente imposible librarnos.
Sugerir que se castigue a quienes reproducen o comparten es tanto como querer retener agua en las manos. Aquí, como en el caso de la seguridad, es mejor prevenir.
Mientras tanto… ¡Jálalo que es pargo!