La contraofensiva de López Obrador a las marchas y al creciente descontento social es valerse de gente como Carlos Mendoza Aupetit, director del canal 6 de Julio para exacerbar los ánimos con teorías fumadas de conspiración; Epigmenio Ibarra ya le es insuficiente para sus campañas sucias.
Los problemas lo están rebasando y como es de suponer arremete contra todos aquellos que tienen la osadía de hacerle ver que no es tan fácil gobernar como él creyó.
Cuando el desempleo crece, al igual que la inseguridad, mientras la economía va en picada, hay quienes siembran el miedo afirmando que la extrema derecha comienza a crear una estrategia para dar un “golpe suave o blando de Estado” contra el fallido gobierno de López Obrador, como si eso fuera tan fácil.
Gente como Mendoza Aupetit culpa a los medios de comunicación y a las redes sociales de la promoción de movilizaciones de protesta, la provocación a la autoridad, la propagación de noticias falsas y rumores para deslegitimizar al gobierno, cuando la verdad y la realidad son palpables. Sus “otros datos” y la realidad de millones de mexicanos, son los responsables del descontento.
Carlos Mendoza fue parte del gabinete de López Obrador cuando éste fue jefe de gobierno del otrora Distrito Federal. Claro, fue un cargo de menor importancia en la Comisión Taurina del DF; pero al fin y al cabo gente del tabasqueño.
Debo ser muy sincera, desconocía la existencia del mentado canal 6 de Julio y de su director, por lo que tuve que ponerme a investigar un poco sobre ambos. El primero surgió en 1988 y dicen las malas lenguas es uno de los órganos de propaganda del lopezobradorismo y el segundo es un productor e investigador mexicano.
En una entrevista, Mendoza Aupetit asegura que la extrema derecha está detrás de las movilizaciones y acusa sin fundamento e irresponsablemente de conspiración para derrocar al gobierno a los organizadores, gente de la sociedad civil, lo cual resulta enfermizo y patético.
Amenaza con realizar un documental que afirme sus teorías de un golpe de Estado contra López Obrador. Sin embargo, su decir no lo basa en hechos verídicos sino en las teorías de Gene Sharp, quien descubrió el hoyo de la dona y cual receta de cocina, dice que hay cinco pasos para quitar presidentes, a través de los medios y el malestar de la sociedad. Por lo menos en eso no se equivoca, porque si de desesperanza se trata, aquí en México hay mucha.
Con la difusión de comentarios adversos al gobierno, mofas y noticias falsas, se logra el derrocamiento, según él, lo cual en estos tiempo hay sobrecarga de ello en las redes sociales, pero lo mismo sucedía en anteriores administraciones y nadie sospecho jamás en un golpe de Estado, sino hasta ahora cuándo López Obrador no da una y mucho menos dos.
Es un hecho, en siete meses las marchas de protesta son cada vez más frecuentes, pero curiosamente son bastante pacíficas, contrario a las que nos tenía acostumbrados López Obrador y sus huestes donde el caos y el miedo se sembraban.
Otro de los pasos es el lleva y trae de rumores, como por ejemplo, una falsa carestía (lo cual en México no tiene nada de falsa); se acusa al gobierno de incompetente (obvio otra realidad), y se inician causas judiciales injustas contra los gobernantes. Para rematar, la fractura institucional, la cual no quepa la menor duda es orquestada desde el mismo gobierno.
Todo lo descrito, ha sucedido durante décadas, pero nunca nadie habló de un golpe de Estado, ¿por qué entonces ahora?
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