Dentro del “brillante” plan de negocios que tiene el gobierno de la transformación de cuarta para salvar a PEMEX de la insolvencia, se encuentra el redondeo de centavos en algunas tiendas. ¡Neta!, claro, a su decir, apenas se analiza pero ya ese simple hecho, quiere dar a entender que, igualmente, se aplicará. Si están cañones.
Lo que no queda claro es si esta mala práctica que genera la exención de impuestos de los comercios que lo promueven, al ser ellos los donantes con recursos ajenos, algo así como hacer reverencia con sombrero ajeno, tendrá reglas diferentes como la transparencia de recursos. Seguramente no, ya que difícilmente alguien podrá garantizar que, efectivamente, ese dinero, sí hay gente que le entre, sea destinado para lo que se dice y no vaya a parar a los programas populistas de López Obrador.
Lo único cierto hasta el momento es que su mentado plan de negocios para la paraestatal ha sido considerada por los especialistas como insuficiente, pobre y decepcionante, lo cual no debería de extrañar porque esas han sido las características generales de la presente administración.
López Obrador anunció que se prevé destinar unos 15,000 millones de dólares en tres años a Petróleos Mexicanos a fin de que en 2021 tenga “recursos suficientes para invertir” y en 2024 “produzca más y tenga excedentes”. Carcajadas.
Las metas del programa contemplan que a fines de la gestión de López Obrador, en 2024, la empresa ya no reciba fondos gubernamentales sino sólo cuente con ingresos propios por unos 19,000 millones de dólares, aumentando la producción de 1.7 a 2.7 millones de barriles diarios de crudo. Más carcajadas.
A decir del director de Pemex, el ingeniero agrónomo Octavio Romero, que seguramente sabe un buen y es especialista en la materia, con este plan se enfrentarán los problemas estructurales de la empresa, que arrastra una deuda de alrededor de 106, 000 millones de dólares.
Las autoridades prevén reducir al máximo la carga fiscal del gobierno, que llegó en sus peores momentos a representar un tercio de todo el presupuesto nacional.
Como es su costumbre, López Obrador señaló que la empresa fue recibida en “pésimas condiciones” y al borde de la bancarrota, pero supongo que eso ya lo sabía y aun así se aventó ese trompo al dedo, por ello fue votado por 30 millones de mexicanos, ya que dijo tener todas las soluciones a todos los problemas, de hecho, cuestionó que no existía conflicto alguno para encontrar petróleo, era cuestión sólo de hacer un hoyito en la tierra.
Mientras tanto, es cuestión de tiempo para que se presente una rebaja de calificación tanto para el soberano como para Pemex, paraestatal que se compromete a producir y acelerar de manera muy importante su capacidad de producción, pero esto parece poco creíble ya que no está incluido un plan en materia de exploración. Nuevamente carcajadas.
A juicio de los analistas, otros dos aspectos que generan una mayor incertidumbre en el futuro de la petrolera es el rechazo de López Obrador a la explotación de “gas de lutitas” a partir de la inyección de agua a alta presión para obtener hidrocarburos atrapados en cuevas rocosas por razones ambientales.
Asimismo, se cuestiona el proyecto para construir una refinería de 8,000 millones de dólares en el puerto de Dos Bocas, en el estado de Tabasco, sureste del país. Inviable por donde quieran verlo.
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