Guardia Nacional, medidas a tiempo
Hay que ser muy ingenuos para creer que con la sola entrada en operación de la Guardia Nacional y su presencia en algunos municipios de Guerrero el problema de la inseguridad y la violencia que hemos venido padeciendo desde hace varios años va a desaparecer de inmediato.
Si partimos del hecho incuestionable de que se trata de una problemática demasiado compleja, cuyo recrudecimiento en ciertos periodos mantiene a la ciudadanía en vilo, pues lo mismo ataca a empresarios, profesionistas, comerciantes grandes y pequeños, escuelas, y en general a todos los estratos sociales, es indudable también que enfrentarla requiere de un plan integral, una estrategia bien estructurada, más allá de cambiar de uniforme y nombre a los cuerpos de seguridad o poner a elemento de las fuerzas armadas en funciones policiales.
El problema que se ha generado con los elementos de la Policía Federal, -esperemos que no sea de carácter político -, en donde se han lanzado a la calle inconformes por el desconocimiento del proceso, la incertidumbre de su antigüedad, grados jerárquicos y percepciones actuales, dieron lugar a las mesas de diálogo que hasta la fecha se siguen llevando a cabo.
Al crimen organizado, incluso a la delincuencia común, esa a la que ya se le hizo fácil mantener asolada a la población por medio de la cuota y la extorsión, así como matar sin piedad a gente trabajadora e inocente por negarse a entregar el producto de su esfuerzo, es evidente que se le debe combatir con todo el rigor, con fuerzas policiacas altamente capacitadas, pero también libres de esa contaminación burocrática que muchas veces echan por tierra los buenos propósitos.
Por el bien de Guerrero y de todo el país, esperamos que quienes manejan los hilos del gobierno al más alto nivel encuentren una salida pronta y lleven a feliz término la inconformidad de los federales, que permita investir a la Guardia Nacional de institucionalidad y legitimidad, para que los resultados que todos esperamos lleguen a la brevedad.
Mientras tanto… ¡Jálalo que es pargo!