Basura: Conciencia y consecuencia
Con las primeras lluvias de la temporada, es común observar toneladas de basura que bajan de las partes altas de la ciudad arrastradas por las corrientes pluviales en barrancas y arroyos que irremediablemente van a dar al mar.
Triste espectáculo ver a nuestras maravillas naturales como son las playas y el lecho marino inundados de desechos, pero más lamentable es saber que ello es producto de la inconsciencia de los ciudadanos, aunado a la apatía de la autoridad para aplicar con rigor las reglas ambientales y demás normas.
Se ha pregonado hasta el cansancio que todos debemos poner la basura en su lugar; constantemente se repite la frase de que la ciudad más limpia no es aquella que más se barre, sino la que menos se ensucia, y como decían nuestros abuelos, parece que a la gente eso le entra por un oído y le sale por el otro.
Nunca van a estar de más las campañas de concientización, el inculcar en nuestros hijos, además de valores, buenos hábitos de higiene, así como el respeto a nuestro medio ambiente; sin embargo, ante la gravedad de la situación es tiempo también de hacer valer la ley.
Una sociedad donde impere la anarquía, con ciudadanos irresponsables y gobiernos omisos que por comodidad o desidia acostumbran hacerse de la vista gorda, es difícil que problemas como el depósito de basura en lugares inadecuados puedan erradicarse.
En pocas palabras: Hagamos conciencia, o atengámonos a las consecuencias.
Mientras tanto…¡Jálalo que es pargo!