Baltazar Jiménez Rosales // Además de que para el sector restaurantero la “cuesta de enero” normalmente es complicada, ya que el desgate económico que en diciembre sufre la población en general hace que en estos tres primeros meses baje la afluencia de comensales a los restaurantes, en este año la inflación ha provocado que las empresas dedicadas a este giro no se hayan recuperado, reconoció el presidente de la Cámara Nacional de la Industria Restaurantera y Alimentos Condimentados (Canirac) en Chilpancingo, Héctor Jesús Salazar Navarro.
El líder empresarial fue enfático al expresar que cada año es costumbre que los precios suben en el mes de noviembre y ya no bajan, lo cual sufren hasta las amas de casa y, por eso mismo, después de las fiestas de diciembre la gente está desgastada, se da una curva de ausencia de comensales en los restaurantes y por allá del 14 de febrero, el Día del Amor y la Amistad, hay una recuperación en los restaurantes, pero en esta ocasión no ha pasado, seguimos sufriendo las bajas ventas y la inflación no se detiene”.
El presidente de la Canirac Chilpancingo fue entrevistado en el marco de la visita del embajador de Egipto en México, Armr Abdel-Wareth, a Chilpancingo donde inauguró la Exposición “Egipto-Chilpancingo, un Encuentro Cultural”.
Ahí, reiteró que la industria restaurantera sigue a la baja porque este año “la curva de enero ya no se enderezó, como normalmente sucede”, lo cual es consecuencia de que en Chilpancingo los precios de los productos que consumen los restaurantes, como la carne de pollo, cerdo, entre otros, son más altos que en otros lugares del país.
Esto, dijo, provoca que en los restaurantes sigan sin recuperarse económicamente porque por un lado los precios de los productos que son su materia prima aumentaron ostensiblemente “y por otro lado tenemos ausencia de comensales”.
Señaló que las causas por las cuales los productos de la canasta básica, como el limón, aumentan su precio, no las conoce, sin embargo remarcó que lo que sí sabe es que “sí compramos el limón a precios más alto; el aguacate está entre 60 y 90 pesos o arriba de 100 pesos, pero no son los precios que tenían anteriormente; en promedio el pollo está en 180 pesos la pieza”.
—Es decir, los precios suben, pero ya no bajan, se le cuestionó.
—Es correcto, o bajan poquito, pero es como si subieran dos pasos y baja uno, después suben otros dos y así vamos.
Dijo que el problema de los restauranteros es que su materia prima son los productos de la canasta básica, de tal suerte que sufren el incremento de los precios de manera directa.
En cuanto al impacto que generan los comerciantes ambulantes de alimentos en los empresarios restauranteros legalmente establecidos, Salazar Navarro señaló que en general sí los afecta, pero “es algo con lo que hemos estado conviviendo casi siempre, porque se retiran algunos, se colocan otros en pasillos y pasajes gastronómicos, después surgen otros, pero es algo con lo que hay que aprender a convivir”.