Roberto Santos // Vivimos en una sociedad donde los adultos monopolizan las decisiones, por lo que escuchar a las niñas y los niños se ha vuelto una necesidad, un acto de empatía, y un verdadero ejercicio democrático.
Espacios como el Parlamento Infantil Guerrero 2025 nos recuerdan que las voces más jóvenes no solo tienen mucho que decir, sino que también pueden iluminar con claridad temas que los adultos, por costumbre o negligencia, prefieren esquivar.
Este ejercicio cívico, impulsado por el H. Congreso del Estado de Guerrero y respaldado por instituciones como la CDHEG, el IEPC, el TEE y el Gobierno estatal, representa un paso importante hacia una infancia más participativa, informada y respetada.
Habrá que destacar el compromiso de autoridades como la gobernadora Evelyn Salgado Pineda; del diputado presidente de la JUCOPO, Jesús Uriostegui García, y del presidente de la Mesa Directiva, Jesús Parra García, quienes dan cuenta de una voluntad institucional y se comprometieron a retomar las propuestas expresadas para convertirlas en iniciativas de reformas o leyes para que la niñez guerrerense pueda tener mayor protección a sus derechos y pueda vivir y desarrollarse en un ambiente sano.
Temas como la ecología, el calentamiento global, la violencia de género, el bullying, la equidad, la paz y el abuso sexual, fueron abordados con una madurez que debería llamar la atención a más de un legislador.
Las niñas y los niños mandaron un contundente mensaje acerca de los problemas que enfrenta su entorno y demanda acciones, no solo promesas.
El diputado Jesús Parra, expresó que escuchar las demandas de los niños los compromete a trabajar en sus propuestas ya que esa visión que tienen es como deben resolverse los problemas.
Invitó a los niños a ser agentes de cambio en sus pueblos, comunidades y regiones, pero sobre todo en las escuelas y hogares.
El Parlamento, sin duda, fue una buena oportunidad que muchas y muchos legisladores dejaron pasar para aprender.
Sí, aprender. Porque detrás de cada intervención infantil hubo no solo una habilidad oratoria envidiable, sino una honestidad y una frescura que difícilmente se escucha en las sesiones ordinarias del Congreso.
Esperemos que la participación infantil no sea una moda ni un evento simbólico para llenar agendas públicas.
Este ejercicio debe ser un derecho consagrado y una necesidad urgente si queremos formar ciudadanías más críticas, empáticas y comprometidas.
Fomentar una cultura de participación desde la infancia es sembrar valores de libertad, solidaridad y paz.
Y para eso, las autoridades deben pasar del discurso a la acción.
Es decir, no basta con organizar parlamentos infantiles una vez al año; hay que crear mecanismos permanentes de escucha, diálogo y seguimiento de sus propuestas.
El reto ahora es claro: que las ideas de estos grandes oradores no queden archivadas como anécdota, sino que se transformen en políticas públicas, iniciativas de ley y acciones concretas, como lo anunció el presidente de la Jucopo al clausurar el evento.
Jesús Urióstegui señaló que todas las participaciones serán enviada a las comisiones que corresponden para que sean analizadas y en su momento presentadas ante el pleno como propuestas para lograr ese cambio que demandan los niños.
Además, reconoció a los padres, madres y a las y los maestros por guiar a estos futuros líderes, quienes fueron seleccionados por sus buenas calificaciones, ante quienes se comprometió a no dejar en el olvido las propuestas presentadas en el recinto parlamentario.