Enfoque || Ayotzinapa, un suceso injusto de prueba y error

 

Carlos Díaz Figueroa

En una serie de coincidencias de análisis y reflexión, es lamentable como se continúa desviando el caso Ayotzinapa en Iguala a través de instrumentos de intereses políticos, de lo que ha ocasionado perder la esencia de los hechos.

Como muestra, la actitud discriminatoria reciente de un grupo de sobrevivientes del caso Ayotzinapa, al solicitar a Morena impedir el ingreso al partido a seguidores del equipo político del exgobernador Ángel Aguirre Rivero.

A manera que esta exigencia es no solo injusta, sino contradictoria, toda vez que el ex Gobernador de Guerrero fue constante y generoso durante su mandato en atención directa a la Normal Rural de Ayotzinapa con donaciones, obras y programas.

Por eso, la insistencia de Aguirre Rivero referente a la falta de voluntad en aquel gobierno federal en atender su llamado a intervenir a tiempo, la tragedia de Iguala quizá se habría evitado, sin llegar a los extremos de los hechos en tal suceso.

Y la fuga de la realidad desde la federación obligó al ex mandatario a renunciar voluntariamente, sin que existiera una orden presidencial, incluso cuando el propio expresidente Enrique Peña Nieto ha admitido haberse opuesto a su salida.

No obstante, la renuncia tuvo una lectura de cordura política, aún cuando sabiendo que iba perder el fuero, a lo referente y en la actualidad no oculta su inocencia, inclusive se descarta lo que mucho se promueve a una supuesta omisión.

Libre de culpa, Angel Aguirre Rivero no se ha escondido, no ha pedido asilo político ni ha huido del país, prueba de ello, se ha mantenido disponible para colaborar en el esclarecimiento de la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa.

Aunado a ello, ha sido también víctima de las circunstancias, arrastrando junto con su familia una persecución política y campañas de desprestigio que han dejado huella en la imagen del ex gobernador del estado y su alrededor.

De tal manera, que el escenario de Ayotzinapa es totalmente contradictorio por un colectivo que dice luchar por la verdad y la justicia, pretenda vetar a quien ha mostrado plena disposición de honradez a colaborar con esa misma causa.

En opiniones encontradas comparten que el equipo de Aguirre Rivero tiene el derecho de participar políticamente como lo establece la ley, así lo respalda la democracia, donde no se deben mezclar actos contradictorios y de simulación.

Y si algo evidente de tales hechos es que el movimiento de Ayotzinapa ha ido perdiendo rumbo, donde la causa original de justicia y verdad, es opacada por acciones represivas que generan miedo y rechazo en la actitud de los estudiantes

Ayotzinapa no debe ser rehén de intereses políticos ni de grupos de choque, sino que debe regresar a su esencia, sin controlar y manipular los hechos, de lo contrario, no sólo se traiciona la memoria de los 43, sino también la esperanza de un Guerrero mejor.