Zona Cero || El PRI, el machismo y la hipocresía a conveniencia

Roberto Santos // Si el cinismo fuera un deporte olímpico, el PRI sin duda competiría por el oro contra Morena.

Lo que ocurrió con Manuel Cavazos Lerma, exgobernador de Tamaulipas y, hasta hace poco, secretario de Operación Política del partido tricolor, es la última muestra de una hipocresía de manual.

Resulta que al buen Manuel se le hizo fácil soltar una joya de misoginia y machismo en plena conferencia de prensa, al hablar sobre la denuncia de la media hermana de Cuauhtémoc Blanco contra el exgobernador de Morelos por intento de violación.

Que si “primero hay que probarle” (porque, claro, la víctima siempre está en duda en estos casos), pero sobre todo que “no está muy violable que digamos”.

Ahí, en vivo, con los líderes priístas a su lado y sin que nadie pestañeara.

No hubo ni una corrección, ni un gesto de incomodidad. Nada. El silencio cómplice de siempre.

Pero, oh sorpresa, después de que el escándalo explotó en redes, Alejandro “Alito” Moreno salió con su cara más solemne a decir que el PRI “no tolera esas expresiones” y que por eso destituían a Cavazos Lerma. ¿Y ya? ¿Eso basta para limpiarse el rostro embarrado de lodo?

Porque si Alito y su partido realmente estuvieran en contra del machismo y de la violencia contra las mujeres, habrían actuado cuando tuvieron la oportunidad de hacer justicia.

Pero no.

Ahí están sus votos en el Congreso para proteger el fuero de Cuauhtémoc Blanco, el mismo a quien su media hermana denunció por intento de violación.

Sí, el PRI sosteniendo a un presunto agresor ayudando a Morena, la misma bancada cuyas mujeres -no todas- arroparon al demandado con el grito solidario de “no estás solo”, pero ni pizca de sororidad con la víctima, y con ello, le otorgaron inmunidad legislativa antes que ser investigado.

Entonces, ¿cuál es el mensaje aquí? Que decir una burrada en público es motivo de castigo, pero encubrir a un acusado de abuso desde el Congreso no es tan grave.

Que lo verdaderamente imperdonable es exhibirse en cámara, no la violencia estructural que sostienen con su respaldo político.

Así que con la acción de Alito destituyendo a “Lord Misógino”, imposible lavarle la cara al PRI.

Lo suyo es un gesto vacío si, al mismo tiempo, mantienen su complicidad con Morena para proteger a Cuauhtémoc Blanco.

Porque en el PRI la indignación tiene un precio, lo que les conviene políticamente.

Y, por lo visto, la coherencia y la congruencia siguen sin estar presentes en este partido, lo que explica por qué cada vez la ciudadanía se aleja más y más del tricolor.