Zona Cero || Willy Reyes, en busca de justicia

Roberto Santos // Por más de una década, el nombre de Willy Reyes Ramos ha estado ligado a una acusación que, con el paso del tiempo, se ha ido desmoronando.

Se le señaló como el autor intelectual del asesinato del diputado federal Moisés Villanueva de la Luz y su chofer Erik Estrada en 2011, un crimen que estremeció a Guerrero y que, en su momento, pareció resolverse con la detención de varios presuntos responsables.

Sin embargo, hoy la versión oficial se tambalea ante la revelación de torturas, montajes y múltiples inconsistencias.

Reyes Ramos, exalcalde de Tlapa y exdiputado local por el PRI, asegura que ha sido víctima de una fabricación del Estado.

Lo ha dicho una y otra vez, y ahora, con una resolución judicial que lo ampara y con la propia Fiscalía General del Estado desistiendo de la acción penal en su contra, su versión cobra mayor peso. “Soy inocente, esto fue montado y en su momento lo voy a probar públicamente”, declaró en Ciudad Judicial de Chilpancingo, donde asistió a una audiencia el día jueves de la semana anterior, para exigir el sobreseimiento de su caso.

La historia de este proceso judicial es digna de un guion de thriller político.

En 2011, cuando Guerrero era gobernado por Ángel Aguirre Rivero, la Procuraduría General de Justicia presentó a varios detenidos como responsables del asesinato de Villanueva de la Luz.

Entre ellos estaba el director de Seguridad Pública de Tlapa, Francisco Flores Lorenzo, quien, bajo circunstancias sospechosas, incriminó a Willy Reyes.

Hoy, la Fiscalía reconoce que las declaraciones fueron obtenidas bajo tortura y que hubo más de 200 irregularidades en el caso.

Aun así, Reyes Ramos ha tenido que esperar 14 años para que la justicia comience a corregir el rumbo.

Fue detenido en 2018, liberado meses después y, pese a obtener un amparo definitivo en diciembre pasado, sigue enfrentando obstáculos para cerrar el caso. “Un asunto legal lo hicieron político”, sostiene con firmeza.

Su declaración es clave porque señala un problema mayor: la instrumentalización de la justicia con fines políticos. ¿Cuántos casos en Guerrero han sido manipulados para deshacerse de adversarios incómodos?
¿Cuántas vidas han sido destruidas por procesos judiciales plagados de irregularidades?

Willy Reyes dice que nunca tuvo problemas con Moisés Villanueva, que eran amigos y que trabajaron juntos.

También asegura tener pruebas de su inocencia, pero la maquinaria judicial no ha querido escuchar.

Hoy, la Fiscalía ha dado un paso importante al desistirse del caso, pero el Tribunal Superior de Justicia aún tiene la última palabra.

Lo que está en juego no es solo la libertad de un hombre, sino la credibilidad de un sistema judicial que, en Guerrero, ha sido utilizado como un arma de venganza política.

Si el caso de Willy Reyes no se resuelve conforme a derecho, se confirmará que algunos engranajes de la justicia siguen estando bajo control de intereses políticos.