
El índice delictivo es un enigma de doble filo en el anterior y el presente en los gobiernos de la cuarta transformación, sin que la política de seguridad tenga efecto de margen y certeza en el combate de frente a los carteles delincuenciales.
Mientras que los gobiernos de los estados del país se encuentran desamparados en bajo perfil y por encima de esta lamentable catástrofe, de la que no hay formas de estrategia y de operación para detener este crucial fenómeno de inseguridad.
Lo anterior obedece a las revelaciones en diversas encuestas y análisis, al calificar al anterior y al presente escenario de acción delictiva como el más criminal y violento en la última década en los regímenes de gobernanza en la nación.
Aún y más allá de que Guerrero y otros estados carecen a lo referente, la federación a través del gabinete de seguridad no le ha alcanzado la imaginación en diseñar esquemas de operación para combatir el índice delictivo en el país.
Son muy pocos estados, en el caso, del gobierno de Guerrero que mantiene la capacidad, en tanto a la política de estrategia, no obstante, los altos margenes son rebasados en las expectativas de combate ante el crimen y la violencia.
En estos poco más de seis años, las cifras son de impacto en el dolor propio de mexicanos que por tal fenómeno han perdido y desintegrado núcleos familiares, sin que la autoridad logre disminuir y menos erradicar los actos delincuenciales.
Derivado de ello, en opiniones por separado ponen de ejemplo que en vez de introducir a los delincuentes a las cárceles, hay quienes ingresan y están repletas de personas inocentes por encima y debajo en la actuación de impunidad.
Lo evidente es que la federación tiene a los gobiernos de los estados en condiciones limitadas con presupuesto raquítico y a medias, por lo que no pueden avanzar en la operación de combate a la inseguridad en las entidades federativas.
La frustración de la estrategia del gabinete de seguridad del orden federal continúa siendo el grave dilema y enigma en estos más de seis años de trauma y miedo, en la nueva era en el gobierno del cambio y transformación en el país.
Guerrero no es el único estado con alto índice de violencia, aunque, no está exento de que los actos delictivos presentables día con día son evidencia que la delincuencia ha superado la estrategia del aparato de seguridad.