Roberto Santos // El arte no es solo una manifestación estética, sino una herramienta poderosa para la paz y la reconstrucción del tejido social.
En comunidades golpeadas por la violencia y la fragmentación, la música, la danza, la pintura y el teatro ofrecen un espacio de expresión, identidad y pertenencia.
A través del arte, las personas canalizan emociones, construyen narrativas colectivas y coadyuvan en recuperan la confianza en su entorno.
La creatividad fomenta el diálogo, la empatía y la cooperación, elementos esenciales para la convivencia.
La diputada Citlali Calixto entiende bien que la cultura no es un mero entretenimiento, sino una expresión de identidad y un reflejo de la civilización, un canal para el diálogo social y una vía para la paz.
El pasado domingo, durante la competencia de academias de baile “Bienestar Latino”, Calixto reforzó su compromiso con el fortalecimiento del tejido social a través de la danza y la convivencia familiar.
En Pie de la Cuesta, 15 bailarines de las academias Acapulco Mambo, La Rumba Buena y Pasión Acapulco demostraron que el talento, la disciplina y la pasión pueden convertirse en un puente para la transformación comunitaria.
En un contexto donde el tejido social ha sido erosionado por años de violencia y descomposición institucional, la apuesta por el arte como herramienta de cohesión cobra relevancia.
La historia ha demostrado que las sociedades más avanzadas han sostenido su estabilidad en la cultura.
No es casualidad entonces que los grandes periodos de esplendor estén marcados por el florecimiento de las artes y la educación.
La diputada lo expresó con claridad: “Desde Morena, trabajamos por construir la paz y reconstruir el tejido social que gobiernos anteriores dejaron fracturado. El talento de nuestra gente y la cultura son claves para lograrlo”.
Y es que la cultura no solo embellece, sino que transforma, permitiendo a las personas verse reflejadas en algo más grande que ellas mismas, en un sentido de pertenencia que las aleja de la indiferencia y la desesperanza.
El evento no solo sirvió para exhibir el talento de los bailarines, sino para enviar un mensaje: el arte debe ser accesible y formar parte de la vida cotidiana de las comunidades.
Pero para que eso ofrezca resultados de largo plazo, no debe circunscribirse a espectáculos esporádicos, sino de políticas públicas que garanticen espacios para la expresión artística y el desarrollo del talento local.
Los gobiernos han fallado cuando han visto en la cultura un gasto y no una inversión.
La historia está llena de ejemplos donde la falta de acceso a la educación, al arte y al deporte ha generado entornos propicios para la violencia y la desintegración social.
En ese sentido, Calixto coloca el arte en el centro del debate político, demostrando que una comunidad con identidad y sentido de pertenencia tiene mayores posibilidades de construir paz y armonía.
Eventos como “Bienestar Latino” además de ser un concurso de baile, es una estrategia donde la cultura se convierte en el corazón de la reconstrucción social.
En un país donde la violencia ha intentado arrebatarnos la esperanza, la danza, la música y el arte siguen siendo una forma de resistencia.