Roberto Santos // Una vez más la presidenta de México, Claudia Sheimbaum Pardo, visitó el puerto de Acapulco.
En esta visita de la primera mujer presidenta, se refrendó el compromiso de los tres niveles de gobierno para transformar el puerto y devolverle el esplendor que durante décadas lo posicionó como uno de los destinos turísticos más importantes del mundo.
En el discurso pronunciado por la gobernadora Evelyn Salgado Pineda, destacó el espíritu resiliente de los acapulqueños, un pueblo que ha enfrentado huracanes y adversidades, pero que siempre se levanta con fuerza y esperanza.
Con una ocupación hotelera récord del 96.1% durante la temporada vacacional y la exitosa gala “Bahía de Estrellas”, el mensaje fue claro: Acapulco no solo resiste, sino que se renueva.
Sin embargo, más allá de las cifras y las palabras, el reto es monumental.
La transformación de Acapulco exige un esfuerzo conjunto entre el gobierno, el sector empresarial y la ciudadanía.
El llamado a la inversión, a sumarse al cambio y a ser parte de esta nueva etapa para Acapulco es también un recordatorio de que las acciones deben ser inmediatas y concretas.
No basta con discursos o buenas intenciones; el puerto necesita soluciones reales a problemas como la inseguridad, la infraestructura deteriorada y la falta de servicios básicos en muchas de sus colonias.
Aspectos que la presidenta municipal, Abelina López Rodríguez ha dejado sin atender, se quejan los acapulqueños.
El “Hogar del Sol” tiene todo para brillar: una belleza natural incomparable, una rica tradición cultural, una gastronomía excepcional y, sobre todo, su gente.
Pero para que esta transformación sea sostenible, es necesario un compromiso genuino que trascienda intereses políticos y se enfoque en el bienestar colectivo.
Claudia Sheinbaum, junto con su gabinete y el gobierno estatal, ha trazado un camino esperanzador.
Ahora, el reto está en la ejecución y en mantener el enfoque en lo verdaderamente importante: el futuro de Acapulco y su gente.
Hoy más que nunca, Acapulco merece el esfuerzo de todos.
Es momento de demostrar que este puerto, resiliente y vibrante, está listo para recuperar su lugar como orgullo de México y destino turístico de clase mundial.
Que este sea, como lo mencionó la gobernadora, el inicio de una nueva era para Acapulco, donde el sol brille para todos.