Alfredo Hernández Fuentes // Muy poco trascendió al gran público de todo cuanto se ha expresado en foros,
reuniones de especialistas, conversatorios abiertos y demás sobre lo que han
denominado de formas diversas como la Reconstrucción de Acapulco quizás la
Construcción de un nuevo Acapulco.
Quizás todo haya sido muy interesante y positivo, aunque al final de cuentas no
siempre culminan tales encuentros en armónica convergencia ya que es el poder central quien finalmente determina lo que tiene que hacerse, pasando por encima de lo que localmente se reconoce y acuerda como necesario y viable.
Y como usualmente les acontece, de lo que se han olvidado y debería incluirse en este caso, es: una profunda revaloración de nuestros gobiernos, de la clase trabajadora, receptora directa de los beneficios, así como de una buena parte de la clase empresarial que por muchos años se han advertido en espiral decadente; de allí se tiene una razón
importante del alejamiento del turismo de alto nivel.
Entre muchos aspectos mínimos tomemos solo uno sencillo de las muy soslayadas y
trivializadas quejas del turismo que a sus receptores poco les importa: el tipo, calidad y limpieza de los sanitarios (aunque el común les llama “baños”, no lo son) de las empresas turísticas, especialmente de los restaurantes de todos los tamaños. Siendo innegable que sabemos son una verdadera lástima, por no decir porquería.
En esa ínfima muestra se revela la naturaleza y nivel de sus propietarios y empleados, de las normas de una ciudad y de la clase de gobiernos que hemos tenido; la importancia que le conceden a esas instalaciones y la nula intervención de las autoridades sanitarias por revisar y sancionar en los muchos y evidentes casos, puesto que son merecedores de penalizarlos debiéndose llegar en muchos casos hasta la clausura, ya que, sin duda, llegaron a convertirse en una perniciosa conjugación que opera sin pena alguna ante el turismo. ¡Qué cosa es pues lo que pretender vender?, ¿Ya habremos tocado fondo?
De antaño se ha reconocido en que Acapulco se erigió para nuestro país como la escuela del turismo y que gradualmente, excelentes personajes de esa escuela migraron en las últimas décadas a otros destinos de playa debido a los malos gobiernos locales que no
supieron preservar mediante normas adecuadas la calidad de los servicios turísticos en general por lo cual fueron a la baja.
Las actuales empresas y trabajadores del ramo, así de prestadores de servicios independientes, no pueden compararse en calidad con los del pasado, y menos ahora con los múltiples atractivos que ofrecen otros centros. ¿Alguien recordará la honestidad, educación y elegante presentación de los meseros, taxistas y choferes de autobuses?, ¿Salvo contados casos excepcionales, cuánto podría quedar de aquellos personajes del ayer que complementaron la excelencia de nuestros servicios?, casi nada y así sucesivamente podríamos recordar lo que alguna vez se tuvo y se escapó.
Reconózcase entonces que, en Acapulco desapareció la meritoria calidad de los
servidores del turismo y muchos empresarios se volvieron falsarios hasta el punto de motivar peleas campales en contra de turistas por sus descarados cobros excesivos, y así no se podrán lograr jamás altos estándares.
Por más que se intente modernizar la infraestructura urbana no tendremos visitantes de alto nivel. Acapulco no podrá recobrar algo de su pasado debido a los pésimos gobiernos y a sus deficientes empresarios y trabajadores de ese ramo.
Cuando se piense en la recomposición de Acapulco, tras la venida de recientes
huracanes y de los que se sabe seguirán visitándonos, es necesario que se tomen en cuenta a nuestros especialistas locales y si se desea que Acapulco realmente se
componga, que adquieran seriedad los planificadores en cuanto a contemplar normas y condiciones para que la calidad de las instalaciones turísticas y de los servidores aplicados al ramo estén a la misma altura.
Es cuanto.
Correo: poracapulco@hotmail.com