Contexto Político || Jesús Urióstegui, el Congreso y la Jucopo

 

Efraín Flores Iglesias

El Poder Legislativo es, sin duda, uno de los tres poderes públicos del Estado que, ineludiblemente, los ciudadanos deben de conocer no sólo porque es un órgano deliberativo en el que tienen representación las distintas fuerzas políticas del país o de cada entidad federativa, sino porque es el encargado de crear, modificar y derogar leyes, así como de fiscalizar y ser contrapeso del gobierno (Poder Ejecutivo).

A nivel federal, el Poder Legislativo se encuentra en un Congreso General, que se dividirá en dos Cámaras, una de diputados y otra de senadores. Y en el ámbito local, cada entidad federativa tiene su propio Congreso que hace las veces de Poder Legislativo.

El Poder Legislativo de Guerrero se deposita en el Congreso del Estado y está integrado por representantes populares, denominados diputados (28 por el principio de mayoría relativa y 18 por el principio de representación proporcional).

Cada tres años se elige a los representantes del Poder Legislativo guerrerense, aunque en las últimas dos Legislaturas algunos diputados han repetido en el cargo gracias a la figura de la reelección inmediata.

En la actual Legislatura (LXIV) que inició el pasado 1 de septiembre, hay caras nuevas y rostros  ampliamente  conocidos. La reelección no es mala. Lo cuestionable del asunto es el gris papel de algunos legisladores.

Como en todo grupo social o asociación política, en el Congreso local hay una cabeza o líder político.

Presidir la Junta de Coordinación Política (Jucopo) del Congreso del estado es el sueño de cualquier diputado, pero sólo uno es el que logra materializarlo.

La Jucopo, de acuerdo a la Ley Orgánica del Poder Legislativo del Estado de Guerrero Número 231, es la expresión de la diversidad política y pluralidad ideológica que compone la Legislatura al Congreso del Estado. Se constituye como el órgano colegiado facultado para ejercer el gobierno y en el que se impulsan entendimientos y convergencias, a fin de alcanzar y facilitar los consensos que coadyuven a la gobernabilidad democrática del Congreso del Estado, para que el Pleno y la Comisión Permanente estén en condiciones de pronunciar las decisiones que constitucional y legalmente le corresponden.

El pasado 12 de septiembre y luego de un intenso cabildeo, los diputados de Morena eligieron como su coordinador parlamentario a Jesús Urióstegui García, y quien cinco días después (17 de septiembre) rindió protesta ante el pleno del Congreso como presidente de la Jucopo.

La diputada Gloria Citlali Calixto Jiménez y el diputado Pablo Amílcar Sandoval Ballesteros buscaron esa posición que en las últimas dos Legislaturas encabezaron, pero la coyuntura (suerte, dirían algunos) no les favoreció en esta ocasión. Sin embargo, son dos elementos importantes de la bancada morenista.

Jesús Urióstegui García es licenciado en Derecho por la Universidad Autónoma de Guerrero. Tiene 46 años de edad y es originario de Chilpancingo.

Es cercano al senador Félix Salgado Macedonio y a la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo.

En la elección de gobernador de 2021 participó activamente en la campaña de la maestra Evelyn Cecia Salgado Pineda, quien se alzó con el triunfo en esa elección, y con quien colaboró en su gobierno como Jefe de Oficina.

En la pasada elección presidencial fue uno de los coordinadores de la campaña de Claudia Sheinbaum en Guerrero, y Morena lo registró como candidato a diputado local por el principio de representación proporcional.

Ser presidente de la Jucopo no es una tarea sencilla, mucho menos coordinar a una bancada como Morena.

En la LXII y LXIII Legislaturas, la mayoría de los coordinadores parlamentarios de Morena fracasaron, ya que actuaron con mucha arrogancia y se confrontaron con medio mundo.

Cómo olvidar el triste papel de Pablo Amílcar Sandoval Ballesteros, Antonio Helguera Jiménez, J. Jesús Villanueva Vega, Alfredo Sánchez Esquivel y Yoloczin Domínguez Serna.

La única que hizo un buen papel, aunque sólo estuvo 7 meses al frente de la bancada y de la Jucopo, fue Citlali Calixto Jiménez.

Lo importante de todo es que Jesús Urióstegui ya pasó la primera prueba de fuego: la integración sin avasallamientos de los comités y comisiones legislativas. Aunque días antes le tocó cabildear para que la bancada del Partido Verde no obstaculizara que un diputado del PRI (Jesús Parra García) encabece durante un año la Presidencia de la Mesa Directiva.

Además, en la sesión de este martes, el pleno del Congreso aprobó un dictamen por el que se designa a María del Rosario Zúñiga de la Rosa como presidenta municipal del Ayuntamiento de Copala. Por lo que la mencionada ciudadana rindió la respectiva protesta de ley.

Recordemos que el alcalde electo de ese municipio fue asesinado en el municipio de Acapulco días después de ganar la elección. Y el suplente fue detenido el pasado 29 de septiembre (horas antes de rendir protesta al cargo) por elementos de la Policía Investigadora Ministerial.

Insisto, ser presidente de la Jucopo no es un día de campo. Es una gran responsabilidad y que requiere de mucha paciencia para atender los conflictos internos y externos del Congreso local.

Jesús Urióstegui tiene el gran reto de destacar como buen constructor de acuerdos para mantener la gobernabilidad al interior del Poder Legislativo, y para eso requiere de un buen equipo de colaboradores y el respaldo de su bancada.

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