Roberto Santos // Otra vez se incendia el mercado de Acapulco y con esta ya son tres veces.
Aún no se termina de reconstruir por la quemazón de la primera vez, y ya van otras dos ocasiones que le meten fuego.
Si fue o no, una veladora, como dice la presidenta municipal, ya no va a ser posible saberlo.
La limpieza del lugar fue la causa de que la interrogaran reporteros que cubrían el suceso. Y motivo de su descontrol emocional.
En estricto sentido, limpiar el lugar de un posible hecho criminal, genera dudas al respecto de las motivaciones que llevaron a la presidenta Abelina López ordenar meter las máquinas para levantar la basura y lodo.
Eso en términos legales puede ser delicado. Tampoco se cree que la presidenta tenga una fijación con la limpieza, cuando Acapulco ha sido una ciudad sucia durante su administración.
El error de la alcaldesa está en confundir “combatir” con “prevención”. Decir que lo que importa es la respuesta, es un razonamiento limitado, porque se debería evitar que el mercado se queme tantas veces.
De igual manera, debería reconocer que la prevención del delito es su responsabilidad y de la Fiscalía General del Estado iinvestigar los eventos criminales.
La alcaldesa acapulqueña está en una situación frágil. Como si estuviera en una arena movediza, a mayor movimiento, mayor hundimiento.
Y de esta situación tiene que ver en gran medida, en su nula capacidad de controlar su ego y sus emociones.
Percibir a los periodistas como enemigos no deja de ser una lectura errada de su parte.
Eso explica que cada que la entrevistan, inmediatamente se pone a la defensiva y empiece a atacar a quienes la cuestionan.
Es decir, hay una dausencia de control emocional momentánea ante una situación, estresante, como lo explicó Goleman en “Inteligencia Emocional”.
Eso tiene una explicación: el estrés, que no “la calor”.
A la presidenta se le han juntado los problemas.
Al parecer no tenía recursos para reconstruir el mercado y ya lo quemaron otra vez.
El otro problema es la crisis por falta de agua entubada en la ciudad, que prometieron en tres meses solucionar.
Pero la renuncia del experto en el tema que tenían en Capama, Alfredo Rivera, genera dudas de que sean tres meses.
Algunos creen que al menos serán otros dos meses más para que los acapulqueños dejen de sufrir el desabasto, y que no pueden cubrir con pipas, mientras las tengan trabajando con fines políticos.
El problema del agua es crónico y no puede resolverlo. Menos si sigue ignorando las sugerencias provenientes del exterior a su gobierno.
Por lo tanto, mientras Abelina siga gobernando de la mano de Leticia Lozano, parece que seguirá prevaleciendo esa visión cerrada y personalista, poniendo oídos sordos a las opiniones y sugerencias de los demás, agravando su situación.
Esta dinámica, lejos de resolver los problemas de la ciudadanía, los ha agravado.
En el círculo íntimo de López Rodríguez, las ideas externas parecen una amenaza, y eso ha llevado a la alcaldesa a encerrarse aún más en sus decisiones.
Otro punto crítico es la conducta de Abelina López ante los medios de comunicación.
Su tendencia a la confrontación con la prensa son síntomas de un liderazgo que no está a la altura de las demandas de la ciudad.
Por lo que si sigue gobernando bajo estas condiciones, no solo el agua seguirá siendo un recurso escaso para los acapulqueños, sino que la credibilidad misma de su administración, será un bien cada vez menor.