Roberto Santos // En un contexto marcado por la incertidumbre y el dolor de las familias, la gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado Pineda, ha puesto en marcha la campaña de difusión “Rompe el Silencio”, con el objetivo de reforzar la búsqueda de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa.
Esta iniciativa, que incluye la difusión en medios tradicionales y digitales, busca algo que ha sido esquivo durante una década: la verdad.
El caso de Ayotzinapa ha trascendido fronteras, convirtiéndose en una herida abierta no solo para el estado de Guerrero, sino para todo México.
A lo largo de los años, la promesa de justicia ha sido compromiso del actual gobierno federal, pero el resultado sigue siendo el mismo: una realidad de impunidad que lacera la confianza de las madres y padres de los 43.
La mandataria guerrerense ha refrendado su compromiso con las madres y los padres, impulsando una campaña masiva de difusión, utilizando la voz de las madres en spots de radio y TV, lo que resulta particularmente interesante.
Con esta estrategia se apela a la sensibilidad, emotividad y empatía de la población, destacando que este no es solo un problema político, sino una tragedia humana.
Al mostrar el dolor de estas familias, la gobernadora se une en la búsqueda de respuestas, pero también despertar una conciencia colectiva que ayude a romper el cerco de silencio e indiferencia que tanto daño hace a la sociedad.
Sin embargo, hay un aspecto que no puede pasar desapercibido: el hecho de que el gobierno estatal haya ofrecido 10 millones de pesos a quien proporcione información que conduzca al paradero de los estudiantes.
Este tipo de recompensas suelen tener un doble filo. Si bien es cierto que incentivan la colaboración ciudadana, también podría generar la demanda de los familiares de otros y otras desaparecidas, para que a los suyos se les dé la misma importancia en su búsqueda.
Aquellos y aquellas, cuyas madres buscadoras señalan que no reciben el mismo apoyo para buscar y encontrar a sus desaparecidos.
Sin embargo, no se puede dejar de reconocer que Evelyn Salgado, al lanzar esta campaña, ratifica su compromiso de ser aliada de los padres de los normalistas, reforzando apertura y compromiso con las causas sociales.
La verdadera prueba de fuego será si “Rompe el Silencio” logra lo que hasta ahora no se ha conseguido: pistas reales que conduzcan a la localización de los jóvenes.
En este sentido, la campaña también representa un reto para el gobierno de Evelyn Salgado.
Porque si bien ha mantenido un discurso cercano y empático, la demanda de justicia es urgente.
En Guerrero, las cicatrices de la violencia y la desaparición no han sanado, y cada promesa incumplida es un recordatorio de la frustración y el desamparo que sienten los familiares de los desaparecidos.
Por lo tanto, la campaña Rompe el Silencio”, puede ser el ejemplo y el principio de una acción decidida para romper el ciclo de impunidad en muchos casos presentes.
Esperemos que esta acción logre lo que no pudo hacer el gobierno federal que concluye, y haya quien ofrezca datos para encontrar a los 43, a unos días de cumplirse 10 años de su desaparición.
Y que también pueda ser el hilo conductor de la demanda de esclarecimiento de algunos otros casos, que si bien no tienen el impacto mediático como de los normalistas, son procesos dolorosos sin sanar que están presentes en sus familiares y amigos, y que también laceran la sociedad.