El PRI se convirtió en un partido de unos cuantos y perdió el rumbo: Rafa Navarrete

Renuncia al tricolor después de militar todo su vida

 

Baltazar Jiménez Rosales // Por considerar que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) ha perdido el rumbo, además de que pisotea sus principios de democracia y justicia social, el ex diputado local Rafael Navarrete Quezada decidió renunciar a su militancia priista de toda la vida.

En su oficio-renuncia fechado el 1 de septiembre dirigido al presidente del Comité Directivo Estatal del PRI, Alejandro Bravo Abarca, el cual fue recibido en la Presidencia de este instituto político el día 2 de septiembre, el también ex titular de la Secretaría de Desarrollo Urbano, Obras Públicas y Ordenamiento Territorial en el gobierno de Héctor Astudillo Flores, dice haber tomado esta difícil decisión con mucha tristeza y a pesar de resaltar que es un hombre agradecido con este instituto político, aclara que lo hizo porque “no avalo y no tengo compromiso alguno con quien busca mantenerse en el Poder a como dé lugar”.

Destaca que su militancia en el PRI fue de toda la vida, toda vez que “desde antes de haber nacido, en mi casa familiar se respiraba y vivía con mucha intensidad una militancia priista activa…”, pero además aclara que representó al tricolor dignamente hasta el último día de su encargo como diputado local por el Distrito Electoral local 16.

Así, tras expresar su agradecimiento a sus paisanos que habitan el Distrito Electoral local 16 y el 08 Federal, ambos con sede en la región de la Costa Chica, Navarrete Quezada “hoy veo con mucha tristeza a un partido que ha perdido el rumbo y pisotea constantemente sus principios de democracia y justicia social; un partido que ha cambiado un proyecto de nación por proyectos personales, un partido de unos cuantos y que por eso hemos perdido la confianza ciudadana”.

Tras expresar que por estas razones decidió renunciar a su militancia priista, Navarrete Quezada destaca que fue una decisión personal difícil y aclara que no busca “abrir un frente de pleito o diferencias con amigos de muchos años que se quedan en el partido”.

Eso sí, remarca que en lo personal “es preferible marcharme para no ser cómplice de abusos o para pretender defender lo indefendible”.