Enfoque || En política las cosas con su nombre…

 

Carlos Díaz Figueroa

Retomando una frase propia en Héctor Astudillo Flores que no necesariamente considera ser un “buen ejemplo pero tampoco un mal ejemplo”, sin buscar la perfección y menos cometer errores de conducta en la ambición y el oportunismo.

En una opinión sensata con el modelo político que se debe practicar en congruencia en el actuar y pensar, el ex gobernador de Guerrero se desmarca de los excesos de ambición y la actitud sectaria que continua desde la cúpula nacional del PRI.

No obstante, no deja de omitir sus ideas en el pensamiento congruente con las formas propias que se deben aplicar, al no ceder con el interés de grupo y personal en los partidos, principalmente de lo que queda en el todavía tricolor.

Lo anterior basado en la actitud irrazonable de abuso y sobrevivencia que pretenden tomar desde un propuesta orquestada a conveniencia y a modo de reelección por el llamado Alejandro mal Alito a través de la complicidad con algunos aliados.

Por eso, quienes emigraron de las filas del PRI no se equivocaron con la actitud perversa y vengativa desde su dirigencia nacional quien convirtió al PRI en un partido sectario, bajo argumentos favorables en lo particular y para unos pocos por igual.

De pena y verguenza es lo que vigentemente acontece al igual lo que recibieron los priístas con los resultados en la reciente elección de junio con un porcentaje en la votación muy por debajo y en riesgos de perder al igual que el PRD el registro.

Es lamentable elaborar una propuesta maquillada por encima de estatutos y principios a través de una reeleccion en un periodo de tres veces consecutivas en cargos de elección popular y reducir espacios en el consejo político nacional.

Tanta es la ambición a modo que se adjudica su minimizado liderazgo en colocar al coordinador del senado y en la bancada en la Cámara de Diputados y en los congresos de los estados a capricho personal y por encima de los priístas.

Por eso, el ex gobernador HéctorAstudillo Flores recientemente de manera reflexiva considera que se debe construir un movimiento opositor nacional, toda vez que el escenario vigente será de menos presión política en el ámbito nacional y estatal.

De tal manera, que los partidos opositores deberán entrar a un espacio de autocrítica, que les permita aceptar escuchar más a los que no piensan como la oposición, aunque no deben permanecer divorciados de la realidad social que vive el país.

En referencia, el PRI actúa e intenta convertir al partido en vergonzosos criterios de sobrevivencia, es decir con un dirigente de cúpula con excesos de avaricia y rivalidad por la falta de cordura o juicio político a cambió de venganza.