Por Citlali Calixto Jiménez // La LXIII Legislatura del Congreso del Estado ha marcado un hito histórico al legislar fervorosamente en favor del pueblo y fortalecer nuestra democracia con cada decisión. El pasado 12 de junio concluyó el último periodo ordinario de sesiones, pero aún nos aguardan semanas intensas de labor antes de que formalmente concluya nuestra responsabilidad. El 1 de septiembre dará inicio la LXIV Legislatura, abriendo así un nuevo capítulo emocionante en la historia política de Guerrero. Es crucial reflexionar sobre lo que hizo tan memorable a esta Legislatura.
En primer lugar, fuimos la primera legislatura paritaria desde que se instaló la I Legislatura Constitucional el 31 de diciembre de 1851, un hito que ha tardado 170 años en materializarse y que finalmente nos ha permitido a las mujeres dejar de estar subrepresentadas en el Poder Legislativo. Esta integración significativa fue el resultado de profundas reformas electorales y del contundente respaldo del voto popular en las elecciones de 2021. El gran mérito de esta Legislatura ha sido convertir la paridad en un pilar fundamental para la construcción de consensos y para fortalecer nuestro sistema democrático.
En segundo lugar, destacamos por el profundo respeto hacia la pluralidad ideológica y por nuestra habilidad para forjar acuerdos sólidos. Esta Legislatura se distinguió por su ausencia de confrontaciones innecesarias; en su lugar, primó un diálogo respetuoso y orientado a alcanzar entendimientos mutuos. Aunque surgieron diferencias y debates intensos, nunca se quebró el diálogo ni se perdió el respeto entre nosotros. Puedo atestiguar que la oposición en Guerrero ha demostrado un compromiso ejemplar con la democracia y una visión clara hacia el bien común.
La oposición ha encontrado en el Congreso de Guerrero un espacio propicio para practicar una política constructiva, aquella que une voluntades y favorece genuinamente al pueblo. Los grupos parlamentarios que no comparten la misma ideología que el movimiento transformador demostraron una notable capacidad para adaptarse a las circunstancias políticas y responder con sensibilidad a las demandas sociales.
Como presidenta de la Jucopo, he presenciado una dinámica parlamentaria vibrante en la que las discrepancias fueron procesadas democráticamente para alcanzar consensos y promover la unidad necesaria para el progreso de nuestro estado.
El Pleno del Congreso resonó con fuerza el pulso político del ambiente, amplificando las demandas ciudadanas más apremiantes. Esta Legislatura se erigió como el genuino recinto de la soberanía popular. Cada legislador y legisladora, al margen de su filiación política, demostró un compromiso incansable y una responsabilidad ejemplar como representantes del pueblo. Ejercieron su función con dignidad, ética y un profesionalismo encomiable. Por todo ello, mi profunda admiración y respeto hacia cada integrante de la LXIII Legislatura.
En tercer lugar, destacamos por nuestra notable productividad legislativa. Desde que asumí la presidencia de la Jucopo, hemos logrado aprobar 7 leyes y 146 decretos, hecho que vale la pena analizar a la luz de algunas consideraciones.
En principio, asumí la presidencia de la Jucopo durante los últimos meses de la legislatura, periodo que empata con el proceso electoral y que comúnmente se asocia con la improductividad, pues varias diputadas y diputados piden licencia para ejercer sus derechos político-electorales, interfiriendo así con la operatividad parlamentaria. No obstante, si comparamos lo ocurrido ahora con respecto a la LXII Legislatura, podremos ver un cambio significativo. De entrada, en el mismo periodo de la legislatura pasada no se aprobó ninguna Ley nueva, mientras que aquí fueron 7, lo que habla de un trabajo intensivo de estudio, dictaminación y creación de consensos para materializarlo. Así mismo, hubo un aumento del 25% de los decretos emitidos con respecto a ese periodo.
Como se puede inferir, el proceso electoral no nos distrajo; al contrario, nos recordó constantemente nuestra responsabilidad y la importancia vital de nuestra labor legislativa. En consecuencia, redoblamos esfuerzos y abordamos con diligencia temas cruciales y asuntos de gran relevancia social, política y administrativa.
En materia de derechos políticos y sociales, hemos logrado avances significativos al aprobar reformas constitucionales que abordan el lenguaje incluyente, el derecho al agua y la educación inclusiva. Actualmente, en Guerrero, la lucha contra la discriminación, la garantía prioritaria de acceso al agua potable y la promoción de la inclusión son prioridades fundamentales. Además, en cuanto a la inclusión de grupos en situación de vulnerabilidad o exclusión, hemos promulgado la Ley de Personas Jóvenes y la Ley de Consulta a las Personas con Discapacidad.
Como Legislatura acompañamos una serie de reformas amplias para fortalecer los derechos de la comunidad LGBTIQ+ y de las mujeres, asegurando una vida libre de violencia. Sobre ellas estaremos profundizando en próximas entregas.
En cuanto a los servicios públicos, se aprobaron reformas que tendrán un impacto significativo en la vida diaria de nuestra gente. Ahora las políticas de movilidad deben considerar rigurosamente la seguridad, accesibilidad, eficiencia, calidad e inclusión. Además, gracias a la iniciativa de la gobernadora, Mtra. Evelyn Salgado Pineda, los procesos en el Registro Público de la Propiedad serán más ágiles y eficientes.
En materia de justicia, logramos la aprobación de la ley de amnistía, un paso crucial para corregir injusticias cometidas en la persecución de delitos como el aborto o relacionados con la salud, que frecuentemente afectan a personas en situación de pobreza. Además, mediante la reforma de los haberes de los magistrados, extendimos los principios de austeridad al Poder Judicial, promoviendo así una administración más responsable y equitativa de los recursos públicos.
Todo esto no habría sido posible de no ser por la decisiva participación de las y los integrantes de la Junta de Coordinación Política, quienes me recibieron con toda la disposición de construir y cerrar la Legislatura de la mejor manera posible. Sin duda su actuar institucional y sensible a las necesidades guerrerenses posibilitó la construcción de consensos políticos que en otro escenario habrían sido obstaculizados por el proceso electoral.
En resumen, esta legislatura se despide con la satisfacción de haber cumplido su deber y deja un legado invaluable de buenas prácticas parlamentarias que debemos conservar. Ha sido un periodo que nos ha transformado positivamente, tanto como individuos dedicados a la política como seres humanos. Estoy completamente convencida de que la diversidad ideológica y la variedad de causas y perspectivas nos han enriquecido y hecho crecer como sociedad.
Mi partido, MORENA, ha demostrado un verdadero compromiso democrático y un talento parlamentario excepcional. Estoy profundamente agradecida porque apostaron por el relevo generacional y confiaron en nosotras, las mujeres. Comencé la LXIII Legislatura como la diputada más joven y la finalizo como presidenta de la Junta de Coordinación Política (Jucopo). Además, clausuro este periodo con la constancia de mayoría que me acredita como diputada plurinominal para la LXIV Legislatura. Desde esta perspectiva, puedo afirmar con convicción que hemos dejado una huella histórica y continuaremos escribiendo más capítulos históricos junto con el pueblo desde el Congreso.