El pasado 2 de junio los ciudadanos del municipio de Eduardo Neri (Zumpango) decidieron con el poder de su voto que la química Sara Salinas Bravo los siga gobernando por otro periodo de tres años. Y el triunfo de la petista fue contundente.
Más de cinco mil votos fue la diferencia que logró frente al candidato de la coalición “Fuerza y Corazón por México”, José Luis Sánchez Goytia. Y los que de plano hicieron el ridículo fueron los ex morenistas Guadalupe Deloya Bello (Movimiento Ciudadano) y Pablo Higuera Fuentes (Partido Movimiento Laborista Guerrero), quienes obtuvieron muy pocos votos en este proceso electoral.
Sara Salinas Bravo fue candidata de la coalición “Sigamos Haciendo Historia” (Morena-PT-PVEM) e hizo una campaña de propuestas. No hizo guerra sucia contra sus adversarios políticos, a pesar de que ella fue atacada en las redes sociales.
Los zumpangueños le depositaron su confianza porque ha hecho un buen papel como presidenta municipal.
Hace tres años ganó solamente con las siglas del Partido del Trabajo. Y en este proceso electoral recibió el apoyo de Morena y del PVEM, así como de reconocidos ex presidentes municipales, líderes sociales y miembros de la sociedad civil.
La reelección es un mecanismo mediante el cual una persona que ostenta un cargo de elección popular cuenta con la posibilidad de volver a contender para obtener ese mismo cargo en un nuevo periodo. No es algo sencillo, pero cuando un presidente municipal o un legislador entrega buenas cuentas a los ciudadanos, el triunfo está prácticamente asegurado.
Es cierto, no todos los alcaldes guerrerenses que buscaban reelegirse ganaron el pasado 2 de junio. El priista David Gama Pérez, por ejemplo, perdió en las urnas porque se alejó del pueblo y porque no supo utilizar una buena estrategia de comunicación política.
Aunque también es necesario precisar que hubo algunos alcaldes que se reeligieron en la región de la Montaña porque hicieron trampa y aprovecharon muy bien el divisionismo al interior de algunos partidos de izquierda. Pero esa es otra historia que comentaremos más a fondo en otra entrega.
Lo cierto es que Sara Salinas ha actuado con humildad después de arrasar en las urnas. El poder no la mareó en estos casi tres años que ha gobernado en Eduardo Neri. Y eso siempre lo vieron con buenos ojos sus gobernados.
El pasado 5 de junio acudió a las instalaciones de la Junta Distrital 19 del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana (IEPC) para recibir la constancia de mayoría y validez que la acredita como presidenta municipal electa de Eduardo Neri para el periodo 2024-2027.
A la primera edil de Eduardo Neri la acompañaron familiares, amigos y simpatizantes, a quienes agradeció la confianza en el proyecto de transformación que encabeza, reiterándoles que seguirá trabajando arduamente cerca de la gente, con humildad, y siempre por el desarrollo, la tranquilidad y en unidad por su municipio.
De eso se trata. Trabajar arduamente y favor siempre del pueblo, y no de intereses perversos.
Eduardo Neri es uno de los 15 municipios de Guerrero que ganó y gobernará el PT para los próximos tres años.
Sin lugar a dudas, a ese partido le fue bien, electoralmente hablando, el pasado 2 de junio.
ENTRE OTRAS COSAS… El PAN Guerrero seguirá siendo un partido testimonial mientras tenga a un dirigente sin estatura política ni moral. Es claro que Eloy Salmerón Díaz se agandalló muchas candidaturas y privilegió imponer a sus cuates. De entrada, impuso a su esposa como candidata a diputada local plurinominal.
Como candidato de la coalición “Fuerza y Corazón por México” a diputado federal por el distrito 07 de Chilpancingo, resultó un fracaso. No sumó votos para la causa de Xóchitl Gálvez Ruiz ni para los candidatos a presidentes municipales y diputados locales, ya que don Eloy no tiene arraigo en dicha demarcación electoral. Es más, ni en la Costa Chica –región de donde es originario– gana un distrito.
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