Por Citlali Calixto Jiménez // Ayer, 17 de mayo de 2024, se conmemoro el Día Internacional contra la Homofobia, la Lesbofobia, la Bifobia y la Transfobia. Este año la consigna global que impulsaremos en todo el mundo es “Que nadie se quede atrás: igualdad, libertad y justicia para todes”. Este mensaje, claro y contundente, es importante porque los avances en el reconocimiento de derechos no nos han beneficiado por igual a todas las personas de la comunidad LGBTIQ+. Por ello, quiero poner en perspectiva algunos datos clave para entender dónde estamos y hacia dónde hay que dirigirnos.
En primer lugar, es pertinente señalar los avances desde una perspectiva global. A la fecha, más de 100 países han formulado e implementado políticas para proteger los derechos de las personas de la comunidad LGBTIQ+. En 35 Estados es legal el matrimonio entre personas del mismo sexo y en 43 hay legislación que prohíbe y sanciona la discriminación por orientación sexual o identidad de género (ONU Mujeres, 2024). No son progresos menores, pues hasta hace 34 años la homosexualidad todavía era considerada por la Organización Mundial de la Salud una enfermedad mental curable.
En segundo lugar, desde una perspectiva nacional y estatal, vale la pena revisar unos datos de las estimaciones sobre el tamaño de la población de la diversidad sexual en el país. En México 1 de cada 20 personas se auto adscribe a alguna orientación sexual o identidad de género que conforman la comunidad LGBTIQ+. De acuerdo con datos de la Encuesta Nacional sobre Diversidad Sexual y de Género del INEGI, somos poco más de 5 millones de personas. En Guerrero la proporción es mayor, ocupamos el cuarto lugar nacional en porcentaje de población que se identifica a sí misma en la diversidad sexual. Aquí el 7.4% de la población se asume como persona lesbiana, gay, bisexual, transgénero, intersexual o queer. Este porcentaje nos coloca solamente detrás de Colima con 8.7%, Yucatán con 8.3% y Querétaro 8.2%.
En tercer lugar, me quiero centrar en los problemas de discriminación y violencia que enfrentamos. Empecemos por lo más severo: los crímenes de odio. De acuerdo con información del Observatorio Nacional de Crímenes de Odio Contra Personas LGBT (2024) en la última década se han registrado a nivel nacional 528 casos de asesinatos o desapariciones de personas identificadas con la diversidad sexual. Lamentablemente, 31 de estos casos ocurrieron en Guerrero.
Además, el 37.3% de la población que refirió ser de la diversidad sexual y de género ha sido discriminada en los últimos doce meses (INEGI, 2023). En su gran mayoría (41.8%) por su forma de vestir o arreglo personal. En México 6 de cada 10 personas de la comunidad LGBTIQ+ consideran que su orientación sexual o identidad de género ha sido un obstáculo que encontrar trabajo y 7 de cada 10 estiman que en el entorno laboral no reciben el mismo trato que sus compañeros heterosexuales (CONAPRED, 2022).
Como pueden ver, aún hay mucho que recorrer en el camino hacia la igualdad sustantiva. Para acelerar el paso, este año Naciones Unidas ha exhortado a los Estados miembros y a la sociedad civil organizada a “fomentar alianzas interseccionales y actuar en solidaridad con otros movimientos críticos para ayudar a impulsar nuestro objetivo común de lograr la igualdad, la justicia y la libertad para todos”. Definitivamente, ese es el camino, el problema es que es más fácil decirlo que hacerlo. Entre los principales obstáculos se encuentran la homofobia, la lesbofobia, la bifobia, la transfobia, los prejuicios, los estereotipos, los odios, la ignorancia y la falta de empatía.
Es decir, la lucha sigue y buena parte de las batallas son de carácter cultural, de cambios de mentalidades y de reforzar valores públicos como la igualdad. Por eso, viene bien cerrar con una frase de una mujer feminista y pionera en el estudio de las identidades de género que admiro mucho. Me refiero a Judith Butler, quien enfatiza que “cualquiera que sea la libertad por la que luchamos debe ser una libertad basada en la igualdad”. Ni más, ni menos. Igualdad, libertad y justicia para todes.