El estado de Guerrero siempre es noticia nacional, más malas que buenas y obedece en primera instancia al clima de inestabilidad subsistente desde hace décadas con variantes de mayor o menor intensidad.
Afirmaciones erróneas señalan de forma categórica que la violencia es parte de nuestra cultura o idiosincrasia por el firme temperamento de los guerrerenses, desconociéndose algún estudio o investigación que pueda medir la intensidad de las reacciones emocionales o físicas de la población, o en zonas específicas de la entidad.
Las estadísticas del violentometro nos ubica en lugares nada aceptables, figurando en los primeros planos de la escala nacional e internacional, en algunas ocasiones.
La época actual se ha tornado la más cruenta de las que se tenga memoria, a causa del auge del crimen organizado local o trasnacional, cuyas redes de producción, tráfico y comercialización de drogas son de expansión mundial.
El tráfico de drogas en el país no era causante de tragedias, salvo hechos esporádicos. Se manejaba con reservas y connivencia con personeros del gobierno, respetando territorios para evitar enfrentamientos entre los grupos criminales.
En Guerrero, el ambiente criminal se comenzó a descomponer desde el 27 de enero de 2006, cuando se registró un enfrentamiento en la colonia La Garita del puerto de Acapulco, entre sicarios de los cárteles de Joaquín “El Chapo” Guzmán y Arturo “El Barbas” Beltrán Leyva, ex aliados.
A partir de esa fecha y hasta la actualidad, se han intensificado los hechos sangrientos generados por los grupos delincuenciales, no solo se disputan territorios o el tráfico de drogas, sino otras modalidades como la extorsión, el pago de piso, el secuestro, el robo de automóviles, o casas habitación.
Las víctimas, jóvenes en su mayoría, son forzados o reclutados bajo amenazas de causarles daños a ellos, o a sus familias, viéndose obligados a incorporarse a estos grupos, y transformarse de halcones a sicarios, en algunos casos.
En general, el país se desangra profusamente ante la política errática contra la inseguridad que permea de manera desmedida en varias entidades de la República. Guanajuato, Zacatecas, Colima, Baja California, Estado de México, Michoacán y Morelos, rebasan con creces al estado de Guerrero, con menor índice de homicidios dolosos, manteniendo una tendencia a la baja en el noveno lugar, en este tipo de delitos, según el último informe del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP).
La crisis que golpea a la entidad está lejos de culminar, debido a la intensa actividad criminal de grupos como la Familia Michoacana, a la cual señalan moradores de la comunidad serrana El Durazno del municipio de Coyuca de Catalán, de provocar siniestros forestales con drones incendiarios que arrasan miles de hectáreas boscosas y cultivables.
No queda más a los guerrerenses que desarrollar su vida comunitaria y familiar con excesiva prudencia, a fin de no resultar víctimas o terceros perjudicados por estar cercano a entornos violentos.
Marea Baja.- A propósito de incendios forestales, en su mayoría han sido extinguidos, quedando algunos pendientes en la sierra de Chichihualco, Tlacotepec, Coyuca de Catalán y Coyuca de Benítez.
Tienen gran mérito los brigadistas voluntarios y de diversas dependencias públicas, que han sofocado los incendios, bajo la coordinación de la Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil Guerrero, con la participación de la SEDENA, MARINA, Comisión Nacional Forestal, Guardia Nacional y las coordinaciones de Protección Civil y Bomberos de Acapulco y Chilpancingo.
Para coadyuvar en estas tareas, la activista Vivian Heredia, hace un llamado para sofocar los remanentes de fuego, con la formación de 20 brigadas de voluntarios, además de la participación de asociaciones civiles como “Juntos Reforestamos”, “Habla Bien de Aca”, “Los Raptors”, “UNICAM”, “Guerrero es Primero” y la vinculación con “CEMEFI”. Solicitan el apoyo de herramientas, como carretillas, picos, palas y machetes. Comunicarse al teléfono 744 587 9613.
Marea Alta.- El controvertido obispo emérito de la diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, de la orden “Los Franciscanos”, ha levantado diversas especulaciones a causa del “secuestro express”, que resultó víctima el fin de semana, en Morelos.
Entre los díceres se afirma que se trató de un mensaje al prelado para evitar que continúe con su protagonismo de mediador o pacificador de la entidad como él mismo se había propuesto, y alguno de los grupos no estuvo de acuerdo. Se dice también que fue un hecho fortuito de robo, por los recursos que extrajeron de sus tarjetas de crédito y debito. Lo importante que monseñor Rangel se encuentra restableciéndose del susto y se tranquilice en lo sucesivo para evitar malos ratos.
Maremoto.- Vaya que si no le dieron una buena acalambrada a Mario Moreno Arcos, después que consejeros electorales del INE, le tiraron la candidatura al usufructuar la “Acción Afirmativa Afromexicano”, pues es evidente que no pertenece a ese grupo étnico.
La dirigencia nacional de Movimiento Ciudadano (MC), en especial su representante ante el INE, Ivonne Ortega, reaccionó de inmediato y cambio las reglas del juego durante el tiempo permitido por la Ley Electoral, al trasladar esa postulación a Oaxaca y quedarse con una candidatura directa, como ya se registró en el INE, falta la aprobación del nuevo registro oficial.
El candidato de “Fuerza y Corazón por México”, el priista Manuel Añorve Baños, ya se frotaba las manos al descarrilar la candidatura de Moreno Arcos, que al final de cuentas hizo una jugada magistral, dando con un palmo de narices al “chaparrito cabrón”, como le gusta auto llamarse al senador con licencia, pues están peleando acérrimamente la senaduría de primera minoría.