Contexto  Político || Ángel Aguirre y el futuro del PRD

Por Efraín Flores Iglesias // Después de salir por la puerta trasera de Casa Guerrero en octubre de 2014, el ex gobernador Ángel Heladio Aguirre Rivero no se retiró de la política, a pesar de que así lo diera a conocer en su momento el ex senador Sofío Ramírez Hernández, uno de sus más fieles escuderos.

“El senador Sofío Ramírez Hernández aseguró que el ex gobernador Ángel Aguirre Rivero se retirará de la vida política de Guerrero y de toda participación dentro de las izquierdas, además de que no promoverá ninguna actividad proselitista para 2018”. (Quadratín Guerrero, 17-XI-2016).

Y todo fue una vil mentira. No se retiró de la política y en la elección federal de 2018 intentó ser candidato a diputado federal por el distrito 08 de la Costa Chica, a través de la coalición “Por México de Frente” (PRD-PAN-Movimiento Ciudadano).

El ometepequense estaba seguro que ganaría en su distrito sin tanto problema, pero los padres de los 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa se lo impidieron. 

El 27 de diciembre de 2017, los familiares de los normalistas desaparecidos en Iguala irrumpieron en su arranque de precampaña en Ayutla, y advirtieron que no permitirían que llegara a la diputación federal, además de que estarían en todos sus actos políticos.

La sombra de Ayotzinapa siempre perseguirá a Ángel Aguirre.

Gracias a las siglas del PRD y el apoyo de destacados luchadores sociales, Ángel Aguirre ganó la elección de gobernador en 2011, convirtiéndose en titular de Poder Ejecutivo estatal en dos ocasiones (de 1996 a 1999 fue gobernador interino por el PRI).

Su carrera política la inició en el Partido Revolucionario Institucional, instituto político en el que tuvo la oportunidad de ocupar importantes responsabilidades. De hecho, el pasado lunes durante un encuentro que sostuvo con militantes del tricolor en Acapulco aseguró que en el PRI “se siente a toda madre”.

“En el PRI, Aguirre Rivero le dijo a los asistentes que se sentía ‘en familia, en casa’ y emocionado pues desde hacía muchos años no visitaba las instalaciones de ese partido. (El Sur, 27-II-2024).

Y agregó: “Yo tengo más amigos en el PRI que en el PRD o en cualquier otro partido”.

En efecto, Ángel Aguirre tiene el ADN priista y no es de izquierda. Finge apoyar a los movimientos de izquierda y ser un demócrata.

Lo cierto es que el ex gobernador priista y perredista es un farsante y un traidor por excelencia.

En 2010 traicionó al PRI y en 2018 al PRD.

En la pasada elección presidencial y con el único fin de salvar su pellejo político por el caso Iguala, apoyó públicamente a Andrés Manuel López Obrador. Y en esta elección apoya a Claudia Sheinbaum Pardo, candidata presidencial de Morena.

Desde luego que el ex gobernador Ángel Aguirre está en todo su derecho de apoyar a quienes él considere conveniente, pero es incongruente de su parte promover como candidatos a presidentes municipales y diputados locales en el PRD a gente de su grupo político (Izquierda Progresista de Guerrero /IPG) y para la elección federal apoye a Morena.

Por eso es correcta la postura de las expresiones políticas del PRD al emplazarlo a definir su alianza con ese partido.

El ex senador y líder de la expresión Alternativa Democrática Guerrerense (ADG), Celestino Cesáreo Guzmán, por ejemplo, sostiene que el ex gobernador Ángel Aguirre hace política acorde a sus intereses y juega con fuego, porque en el papel forma parte del Frente que impulsa a Xóchitl Gálvez Ruiz,  pero por debajo de la mesa apoya a la candidatura de enfrente. 

Y advierte: “Enviar señales de deslealtad pueden socavar la cohesión interna del PRD, y desequilibrar la negociación de las candidaturas en curso… ¿A qué juega Aguirre? ¿Con quién tiene su lealtad? ¿Otra vez votará por Morena? O esta vez si anunciará su adhesión al partido en el poder”.

En efecto, Ángel Aguirre es un político que busca quedar bien con todos y utiliza el discurso eufórico pero sin contenido y la política como sinónimo de engaño.

Insisto, Ángel Aguirre es un mitómano, un farsante, un actor político desleal.

El ex presidente municipal de Acapulco y ex aspirante a la gubernatura, Evodio Velázquez Aguirre, manifestó recientemente que respeta las posturas del ex gobernador, pero no comparte esa idea de la pluralidad política por que “la política es de lealtades, de definiciones, no de ambigüedades”.

Y añadió: “Como representante de la mesa política nacional no lo comparto, creo que es momento de definiciones y el ex gobernador debe tomar sus definiciones porque nadie puede pensando que debe dejarse llevar por una actitud advenediza y de intereses personales de algún actor político que le conviene estar bien con todos”. (El Sur, 23-II-2024).

En el mismo tenor se pronunció el ex diputado local y dirigente de Renovación Guerrero, Perfecto Martínez Rosas:

“Son tiempos de definiciones, él sabe que en política la forma es fondo, y debe definir si apoya al PRD e IPG con claridad, no se puede coquetear con todo el mundo”.

La situación es clara. Ángel Aguirre ya definió cómo y con quiénes va a jugar en esta elección. Para la Presidencia de la República va con la candidata de Palacio Nacional y en lo local apoyará solamente a los candidatos de IPG.

Luego entonces, el PRD tiene la última palabra. O sigue cediendo candidaturas a la gente del ex gobernador Ángel Aguirre o lo hace a un lado de una vez por todas.

El que traiciona una vez, traiciona siempre.

Y eso lo sabe muy bien el ex gobernador Rubén Figueroa Alcocer, quien el 12 de marzo de 1996 le cedió la gubernatura a Ángel Aguirre, y al poco tiempo de asumir el poder éste lo traiciona y destituye a los funcionarios identificados con el figueroísmo.

Lo más conveniente para el PRD en este momento es remover al aguirrista Alberto Catalán Bastida como su dirigente en la entidad, ya que sólo privilegia los intereses de su patrón y no del perredismo guerrerense.

El futuro del PRD no debe depender de la  imagen  de un personaje acostumbrado a traicionar a los partidos que lo llevaron al poder.

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