Desde el anonimato, hoy operan quienes instigaron la polarización en Guerrero a causa de la desaparición de los 43 normalistas en Iguala.
Su actuación va dejando huellas: la aparición de mantas contra diputados de Morena en la Costa Grande, el cabildeo en medios de la Ciudad de México, el azuzamiento en las redes sociales. Y lo que se acumule en las semanas que vienen.
La desaparición de los estudiantes normalistas en septiembre de 2014, fue utilizada para linchar políticamente al gobierno en turno, y en el proceso electoral de 2015 fue bandera de campaña.
Columnistas de la Ciudad de México recibían línea para desacreditar con infundios al entonces gobernador Ángel Aguirre Rivero.
Los movimientos sociales incendiaron Guerrero, literalmente. La tragedia de Iguala fue el motor de la alternancia.
Hoy se reedita esa historia, se pretende que Otis enardezca a los electores para que den su voto de castigo. Algo parecido ocurrió en Acapulco después de Paulina.
Yo digo que detrás de la devastación que ocasionaron Paulina, Ingrid y Manuel y ahora Otis, hay responsabilidades políticas y se debe evaluar la actuación de los gobiernos, para no repetir errores.
Me parece importante evitar que el desastre causado por Otis se convierta en un instrumento de polarización y división de la ciudadanía.
El uso de la devastación por Otis desgasta la energía de una sociedad de por sí golpeada por las pérdidas.
En lugar de aprovechar el desastre para obtener ventajas políticas, es fundamental que las autoridades y los líderes se enfoquen en mejorar la atención de la crisis, motivar a la participación ciudadana, y en las siguientes fasee, planificar la reconstrucción y preparar a Acapulco en la gestión de desastres ocasionados por fenómenos naturales en el futuro.
Por último: muchos sabemos que Japón se encuentra ubicado en una región del mundo de alta sismicidad, donde el riesgo de los tsunamis está presente.
Esto los ha llevado a diseñar y poner a prueba sistemas de alerta, evacuación, así como inculcar en la ciudadanía una cultura de la protección civil.
Se han puesto en marcha mecanismos de prevención en Japón, con la participación de especialistas, gobierno y ciudadanía.
Cualquier plan de prevención o de evacuación que promuevan los diferentes órdenes de gobierno, no funcionarían si la ciudadanía no se involucra.
La polarización política erosiona la de por sí debilitada confianza de la población en las instituciones. Si lo que se hace es dividir en vez de sumar, el fracaso es previsible.