Por Efraín Flores Iglesias // En su libro “El arte de ganar elecciones”, el politólogo y escritor Andrés Valdez Zepeda señala que la política es un campo minado y quien participe en ella debe conocer los vericuetos, laberintos, riesgos y peligros que siempre estarán presentes.
Y eso lo saben más que nada los dueños del PRI en Guerrero, quienes ya están acostumbrados a estar alertas de cada movimiento que hacen sus adversarios y aliados políticos, así como de las declaraciones que dan a los medios de comunicación.
También están acostumbrados a tragar sapos sin hacer gestos. Por eso han estado mucho tiempo en la toma de decisiones y relaciones de poder.
Rubén Figueroa Alcocer, Ángel Aguirre Rivero y Héctor Astudillo Flores son los ex gobernadores que mueven los hilos de lo que queda del PRI, aunque tienen que sentarse para dialogar y palomear candidaturas con un personaje que no se le ha cumplido el sueño de gobernar a los guerrerenses: el senador Manuel Añorve Baños.
Antes del 26 de julio de 2021 eran cinco los que decidían el rumbo del tricolor y no cuatro. En efecto, el otro personaje que tenía un lugar en la mesa era el ex gobernador René Juárez Cisneros, quien falleció a la edad de 65 años por complicaciones de Covid-19 en un hospital privado de la Ciudad de México.
Manuel Añorve ha intentado en cuatro ocasiones llegar a la gubernatura. El primero fue en 1998, pero la candidatura la ganó Juárez Cisneros. En 2010 sí logró ser candidato a través de una imposición de la dirigencia nacional de su partido, pero perdió la elección constitucional ante su primo Ángel Aguirre, quien por segunda ocasión llegó a ser titular del Poder Ejecutivo estatal –el único que ha logrado esa hazaña en los últimos 70 años en Guerrero–. En 2015 y en 2021 el PRI designó a Héctor Astudillo y a Mario Moreno Arcos, respectivamente, como sus candidatos.
Lo cierto es que el “Chaparrito cabrón” –así se autonombró en la campaña de 2011– no pierde la esperanza de despachar en Palacio de Gobierno como el jefazo del Poder Ejecutivo. Pero esa es otra historia.
Al igual que su amigo Héctor Astudillo Flores, es hijo también de un actor político que destacó en los años 60s: el licenciado Manuel Añorve López, líder del Congreso local en la XLIII Legislatura (1960-1961). Aunque su paso por el Poder Legislativo fue efímero, ya que el Senado de la República decretó –el 4 de enero de 1961– por séptima ocasión en la historia política del estado de Guerrero la separación de poderes, por la matanza de integrantes del Movimiento estudiantil-popular de 1960 en Chilpancingo que ordenó el gobernador Raúl Caballero Aburto.
Antes de ser legislador, don Manuel Añorve López fungió como secretario particular del gobernador defenestrado. ¿Y qué creen? El general Caballero Aburto era su tío y ambos eran oriundos de Ometepec.
De igual forma, el fallecido empresario y ex alcalde de Acapulco, Luis Walton Aburto, fue sobrino del ex gobernador Raúl Caballero Aburto. Y su abuelo, don Luis Aburto Añorve, fue tío de don Manuel Añorve López.
Todos los caminos llevan a Ometepec…
Y aclaro: no es mi intención denostar el parentesco del senador Manuel Añorve con los aludidos, sino destacar que la mayoría de los apellidos de los personajes que dirigen a los partidos o han detentado el poder en Guerrero durante los últimos años, son los mismos de hace seis décadas. Pero no todos han heredado el poder de sus abuelos, padres, tíos o primos, ya que hay quienes su carrera política se la deben al esfuerzo, capacidad, preparación personal y perseverancia.
Pero también debe quedar claro que el senador Manuel Añorve se ha servido con la cuchara grande en el PRI cada tres años, pues de manera descarada ha impulsado a su esposa Julieta Fernández Márquez para ser candidata a diputada federal o para llegar al Congreso local como diputada por el principio de representación proporcional, desplazando de esa manera a decenas de militantes del tricolor que durante muchos años han esperado que la Revolución por fin les haga justicia.
En 2021, influyó para que su hijo Manuel Añorve Aguayo fuera colocado en la planilla de regidores para el Cabildo de Acapulco, situación que también contribuyó para que el tricolor perdiera ante Morena.
Otro de los regidores del Cabildo de Acapulco que llegó por el derecho de sangre fue René Juárez Albarrán, quien resultó favorecido por la influencia de su progenitor antes de su fallecimiento.
AGUIRRE Y LA TRAGEDIA DE IGUALA.- En política, no hay nada escrito. Todo puede suceder. Y eso lo ha entendido muy bien Ángel Aguirre, quien antes del 26 de septiembre de 2014, se le veía muy contento disfrutando de las mieles del poder desde Casa Guerrero, antigua residencia de los señores virreyes, digo, gobernadores.
Tan confiado andaba el ometepequense que ya daba por hecho que el PRD y sus aliados ganarían en 2015 la gubernatura, los 9 distritos federales y la mayoría de las 81 presidencias municipales y los 28 distritos locales. Y, ¡oh, sorpresa! Se le atravesó Iguala, ciudad en donde ocurrió una tragedia que marcó para siempre al país entero y que propició su caída del poder.
Elementos policíacos y miembros del crimen organizado atacaron a balazos a estudiantes de la Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa, que la tarde del 26 de septiembre llegaron a la ciudad tamarindera para botear (pedir cooperación) y llevarse algunos autobuses de la central camionera que usarían para ir a la manifestación del 2 de octubre en la Ciudad de México.
Además de asesinar a algunos estudiantes y personas que se encontraban cerca del lugar, también desaparecieron a 43, quienes hasta la fecha son buscados desesperadamente por sus familiares.
Ya había indicios de que en Iguala y varios municipios de Guerrero las cosas no estaban bien. Había brotes de ingobernabilidad.
El asesinato de dos normalistas de Ayotzinapa en el Parador del Marqués en Chilpancingo (12 de diciembre de 2011) y los huracanes “Ingrid” y “Manuel” (septiembre de 2013) ya habían puesto a prueba a su gobierno.
Ignoró a los que le señalamos sus yerros y prefirió escuchar a los que le endulzaban el oído, porque para él todo estaba bien. Sobre todo, si se trataba de festejar con sus amigos, aliados políticos e invitados especiales en Casa Guerrero o en el puerto de Acapulco.
Tuvo tanto poder, pero prefirió delegarlo a uno de sus tantos familiares que tenía en la nómina gubernamental: a Jesús Ernesto Aguirre Gutiérrez, quien oficialmente se desempeñaba como coordinador de Asesores…
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