Jesús Valadez Ávila, 35 años lavando autos en Chilpancingo

La honradez es lo que distingue a un lavador, porque si se toca algo al cliente, ya no regresa

Cayetano de Jesús // Jesús Valadez Ávila es originario de Zumpango, municipio de Eduardo Neri en Guerrero, y tiene 35 años lavando autos en Chilpancingo.

Dice que empezó a trabajar en el lavado de autos “Insurgentes”, ubicado en la estatua del caballito (cerca de Bancomer), donde duró 10 años. Después pasó al lavado “Acuario”, cerca del parque Margarita Maza de Juárez, donde estuvo 8 años.

Posteriormente, estuvo en el lavado de autos Zumpango, cerca de la bodega de la Pepsi. Luego por Coppel frente a la gasolinera (por los hospitales) en el lavado de autos Zumpango.

De ahí, regresó cerca de la bodega de la Pepsi por tres años, y de ahí, pasó a trabajar al lavado de las canchas del Center, sitio actual donde se encuentra en servicio.

En su actual lugar de trabajo empieza a las ocho de la mañana y concluye a las nueve de la noche en horario corrido de lunes a domingo, incluso días festivos.

Los materiales que ha utilizado a lo largo de estos 35 años para desempeñar su trabajo son: esponja, cepillo, franela, jabón, almorol, entre otros.

Además de ofrecer servicios de encerado, Pulido de faros, lavado de vestiduras, “como el cliente lo pida”, señaló o.

Reconoce que no es un oficio para hacerse rico, pero sí para irla pasando. Sin embargo, gracias a este oficio saco adelante a sus tres hijos, a los cuales les dio estudios de preparatoria y licenciatura, “hasta donde pude apoyarlos”.

Recuerda que antes lavaba sus carros al ex gobernador de Guerrero, Héctor Astudillo, en el lavado cerca del parque Margarita Maza de Juárez, los llevaban sus choferes, así como los carros de los hijos de Astudillo, diputados y al mismo Arturo Álvarez Angli del Partido verde, entre otros personajes.

Por trabajar en este oficio, Jesús Valdez señala no haber sufrido de enfermedades degenerativas, “alguna gripa o temperaturas normales, pero de ahí no ha pasado”.

Con la pandemia declara que estuvo muy complicado porque no llegaba el trabajo, “apenas sacábamos para comer, lavamos tres o cuatro carros en todo el día, casi estábamos cuidando el negocio, no daba para más”.

Considero que durante el año, el periodo complicado para el lavador es la temporada de lluvias.

A manera de experiencia, Jesús Valadez apunta que a los clientes les gusta que su dinero, alhajas, memorias o cualquier cosa que dejen dentro del carro no se pierda, “es lo que distingue a un lavador, la honradez porque si se toca algo, el cliente ya no regresa”.

Dice que recientemente un cliente olvidó una mochila y regresó hasta el mes, “yo se la guardé, la reviso y me compensó con una propina, y hasta ahorita ha estado regresando, en sí, me gane a este cliente”.

Valadez Ávila, recomendó a sus compañeros que también se dedican a este oficio de lavador de autos poner empeño a su trabajo, sean honrados y laven bien los carros para que sus clientes regresen, “cuando trabajas bien, la gente te sigue, no importa el lugar donde te encuentres”.

Actualmente, Jesús Valdez tiene 53 años y lo puede encontrar en el lavado de autos de las canchas del Center, por el encauzamiento del rio Huacapa (de sur a norte) a la altura del panteón municipal en Chilpancingo, Guerrero, quien a la fecha no ha pensado en dejar este oficio, “hasta que el cuerpo aguante y hasta que dios diga”, puntualizó.