El martes pasado, el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), presentó el último informe de su trabajo a la vez que anunció que se retiraba de las investigaciones porque no encontró las condiciones para proseguir.
Yo he declarado que el GIEI debería mantenerse en las pesquisas, toda vez que a lo largo de su estancia y colaboración, presentaron observaciones de carácter técnico que generaron dudas razonables del trabajo que realizo la Procuraduría General de la República, luego de la desaparición forzada de los normalistas.
Sin embargo, hay que decir que, en esta etapa final del trabajo de los expertos (una colombiana y un español), se retiran sembrando dudas en base a inexactitudes en su trabajo, tal vez porque como dicen, no encontraron los caminos para llegar a la verdad, y algunas partes de su balance tienen inexactitudes que perjudican a la búsqueda de la verdad y de los normalistas, que es el fin último y por lo que siempre me he pronunciado a favor.
Derivado del último informe del GIEI, he sostenido un diálogo con el maestro Iñaki Blanco Cabrera, quien fuera fiscal durante mi segunda administración y quien tuviera un espléndido desempeño, baste recordar que durante su gestión se tuvo la disminución más alta en el número de secuestros en todo el país como lo reconoció en aquellos años la Fiscalía General de Antisecuestros a nivel federal.
Fue también durante el tiempo en que estuvo a cargo de la Procuraduría General del Estado, cuando se atacó de manera frontal a diversos grupos de la delincuencia organizada, lo que llevó a la detención de diversos miembros de los grupos delictivos, entre ellos de “Guerreros Unidos” y “Los Rojos”.
Por eso, las versiones que intentan enlodar su trabajo y su nombre, se caen ante los resultados de su trabajo.
Al paso de los años y de las pesquisas, se reconoce que hasta hoy las bases de la investigación del caso Ayotzinapa son las establecidas por la Fiscalía de Guerrero.
Con relación al último informe del GIEI; el maestro iñaky me compartió en estos días las siguientes apreciaciones:
“Fui yo quien descubrió que un grupo de estudiantes fue llevado a la Comandancia de la Policía Municipal de Igual, de donde los sustrajeron, tal como lo declararon varios de los detenidos por la FGEG.
“Fui yo quien consignó a todos los mandos de la Policía Municipal de Iguala, al Presidente Municipal José Luis Abarca y a 29 elementos de dicha corporación, todos los cuales siguen presos o sujetos a proceso.
“Sobre el video del C4 que recuperó la FGEG, obra la correspondiente cadena de custodia en la indagatoria.
“Nosotros no torturamos, para ello basta leer la página 33 del Informe que elaboró la Oficina del Alto Comisionado de la ONU.
“Cuando el GIEI habla de la intervención de la Policía Ministerial, no distinguen fueros y por lo que hace a los estatales, omiten señalar que éstos nunca reportaron lo que estaba sucediendo y cuál fue su intervención, por lo que tal proceder debe ser a analizado a título personal y no institucional.
“Identifiqué al grupo conocido como “Los Bélicos” por nombres y apellidos, y consigné a varios de los mismos.
“Derivado de un operativo de búsqueda y resguardo, la FGEG logró ubicar y poner a salvo a 68 estudiantes durante las primeras horas del 27 de septiembre.
“Investigué previamente a los Guerreros Unidos y compartí o entregué información al Gobierno Federal, particularmente a la PGR, sobre la estructura, el modus operandi y las zonas de influencia de dicha agrupación criminal.
“A pesar de que últimamente se hizo un uso indiscriminado de testigos colaboradores, no se determinó el móvil y el destino de los normalistas.
“En cuanto a mi persona, es dable inquirir por qué no tienen un solo análisis de telefonía que les permita ubicarme en algún lugar con delincuentes.
“En lo concerniente a la ejecución del joven Julio César Mondragón, ¿a qué o a quién debemos hacerle caso, a los dichos de testigos presenciales, o al reporte del Ejército que recientemente obtuvo el GIEI que no está corroborado?
Concluyo: Mientras no se llegue a la verdad, no habrá reconciliación.
Por eso también he decidido mantenerme al margen de los procesos electorales, para no ser sujeto de más infundios que abonen a la polarización, prefiero dejar sin banderas a estos personajes, maestros de la difamación, y a quienes no les conviene que los hechos de Iguala sean aclarados.
Seguiré sirviendo, sin cargo, a mi estado, a los municipios, e impulsando a las nuevas generaciones quienes vienen pisando fuerte en política, porque como lo he dicho, uno es político hasta que se muere.
Del anecdotario:
–En mi reciente estadía en la costa, mi muy querido caporal Maurilio se acercó para confiarme un problema familiar y lo escuché con todo mi interés.
— Fíjese jefe que ando muy enojado.
–¿Qué te pasó Maurilio?
–Pues no me va a creer, que mi hija de 16 años se juntó con un chamaco cabrón de 18.
–¿Y luego?
— Pues que ahora el chamaco también vive en mi casa.
— En son de broma le dije: pues qué bueno, ya tienes un hijo más.
— No pues jefe, esto es cosa seria, ya no sé qué cosa hacer.
— ¿Por qué?, le pregunté…
— Pues es que el chamaco no quiere trabajar, salió muy huevón, yo me voy a darle vuelta al ganado y le digo que me ayude mientras a cortar la leña y traer el agua, y cuando regreso, no encuentro ni la leña, ni el agua, y pues que lo regaño y que se enoja mi hija y nomas se metieron al cuarto… ¿Usted cree? Ya no sé qué hacer con este amigo.
— Pues habla bien con él, le sugerí.
— Ya lo hice, pero no entiende, tantito le digo algo y luego se encierran en el cuarto con mi hija.
— Es que tienen 16 años le dije.
— No pues jefe, esto es serio.
— Y para acabarla de joder cómo cree que se llama el muchacho cabrón.
–Se llama Cristo.
–¿Cómo que Cristo?
— Sí, se llama Christopher, pero le dicen Cristo. Así que yo quiero que usted hable con él.
— Ta bueno Maurilio (le dije), mañana a las 7:30 de la mañana salgo para el rancho, espérame en la comunidad de “El Mango”, y de ahí nos vamos juntos.
— De acuerdo jefe, ahí le voy a tener un caballo, porque está dura la subida y le voy a decir a mi mujer que le prepare un caldo de gallina de rancho.
— Muy temprano salí con mi esposa Laura del Rocío, mi hija Laurita, mi yerno Alexandre y mi nieto Leo, fue una aventura maravillosa, pues caminamos los lugares por donde mi abuelo y mi padre se iniciaron en la siembra del maíz, café y la ganadería.
— Ahí tuvimos la oportunidad de conocer y conversar con el famoso Cristo, un excelente jovencito a quien su padre abandonó cuando apenas tenía 5 años.
Después de una extensa conversación, logramos que se reconciliara con Maurilio, mi querido caporal, quien se comprometió a enseñarle las labores del campo y la ganadería, como también ambos jovencitos acordaron continuar sus estudios de bachillerato y no pensar por ahora en el matrimonio.
La vida es así…