* A propósito de “Abrazos, no balazos”
En estos días de guardar, por la celebración de la Semana Santa, es propicio para reflexionar y encauzar nuestros pensamientos de manera positiva respecto a lo que queremos y sobre todo lo que estamos haciendo en bien de nuestra sociedad.
Lo ideal es que cada uno desde nuestras trincheras hagamos la parte que nos corresponde, ajustando nuestros actos a la legalidad, tratando de ayudar a nuestros semejantes en la medida de las posibilidades.
La propuesta de “abrazos, no balazos” enarbolada por el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, debe entenderse como un llamado a evitar la violencia en todas sus manifestaciones y tratar de dirimir las diferencias por la vía del diálogo y el entendimiento.
Incluso, no pensar que el tema de la inseguridad y la violencia se va a resolver combatiendo a las bandas criminales a balazos, con todo y la saña con que ellos actúan, sino mediante estrategias efectivas de inteligencia que permitan neutralizarlas, porque tampoco se trata de apapachar a quienes transgreden la ley segando vidas muchas veces inocentes.
Son días para muchos de asueto, de disfrutar unas merecidas vacaciones para recargar baterías, un lujo que no podemos darnos quienes integramos el sector productivo y generamos economía tan necesaria para el desarrollo de nuestro país, pero que si podemos darnos un espacio para poner en orden nuestras ideas y enderezar aquello que pudiera estarse desviando.
Días de renovar votos y de agradecer a Dios la bendición de estar vivos y gozar de su generosidad.
Mientras tanto… ¡Jálalo que es pargo!